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El Puente. León Molina

Poetas un año más

Poetas un año más

Esta semana comienza la decimotercera edición de 5 Poetas en Otoño. 5 Poetas en otoño es una serie de recitales a los que son invitados poetas de primer nivel del panorama español para leer sus versos y conversar con los asistentes. Este evento está organizado por el grupo poético Poetas de la confitería, al que pertenezco. He vivido por tanto sus orígenes, las gestiones iniciales para ponerlo en marcha y he asistido a la mayoría de los recitales. En estos últimos años he estado un poco desvinculado de la organización cuyo peso recae de manera más intensa en mis amigos más ilusionados o voluntariosos. Por eso esta nueva edición me llega no sin un cierto grado de sorpresa. Sorpresa que se incrementa de manera notable cuando compruebo que esto viene sucediendo desde hace trece años. ¿Qué hacía yo hace trece años, qué me preocupaba y ocupaba, qué estaba leyendo, qué estaba escribiendo…? Tendría que hacer un gran esfuerzo y tirar de agendas viejas y papeles para poder situar todo eso. Me resulta más fácil, debido a la ocasión concreta recordar lo que hacía con mis amigos de La Confitería. Recuerdo que nos reuníamos con mucha frecuencia, compartíamos libros, nos leíamos lo que estábamos escribiendo, pensábamos de manera más o menos seria en poner en marcha actividades relacionadas con nuestra afición común, nos reíamos mucho.  Entre varias iniciativas cuajó ésta de 5 Poetas en otoño, que hoy es como una modesta marca. Con lo positivo y lo negativo que conlleva que algo se convierta en una marca. Lo que resulta tremendo para mí es que hayan sido tanto estos trece años que no son nada. Tanto como que yo soy otro distinto de aquel que estos recitales me hacen rememorar.   El grupo como tal en realidad ya no existe, quedan por supuesto las amistades y los recuerdos, esta afición nuestra poco frecuente por la poesía que nos proporciona cierto sentimiento de hermandad. Pero no un grupo como tal. A veces me siento tentado a decir a mis amigos que dejemos de usar ese nombre y otras veces me parece emotivo verlo escrito en los papeles.  La vida sigue. Sesenta y cinco poetas que hemos escuchado. Trece años. Un bucle un tanto incomprensible o sencillamente una agradable e inofensiva costumbre.  Desde mi butaca seguiré escuchando como se escucha cantar al viento entre los árboles. Dulcemente. Una vez más. Un año más. Un año menos. 

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