Mala mezcla
El espectaculo que ha dado el gobierno de Zapatero en el tema de las pensiones ha sido penoso. Un comportamiento chapucero que a los ciudadanos nos infunde, aun, más desconfianza . El último sondeo del CIS muestra que la nota que ponen los españoles a los líderes (perdón por la expresión) es de suspenso clamoroso. Zapatero suspende y aunque en el PP están tan contentos porque van por delante en la intención de voto, Rajoy suspende con peor nota aun. Y todo ello coloca a Rosa Diez como líder mejor valorado sin sacar tampoco la cabeza del suspenso. La posición de la Diez parece no obedecer más que al rechazo de la gente a los líderes de los partidos, porque sigo creyendo que casi nadie sabe decir lo mas mínimo de los programas e intenciones de esta señora. La ligera subida de IU en la intención de voto debe obedecer a razones parecidas y no es más que recuperación de votos de gentes de izquierdas cabreadas o desencantadas por la política del PSOE. Es decir, estamos ante un país cabreado y desconfiado con sus políticos. No es para menos, dan un espectáculo las más de las veces bochornoso. Y está claro que el nerviosismo por la situación de crisis económica y el desgaste del partido en el gobierno no puede ser toda la explicación de esta situación porque la poca valoración afecta por igual al resto de los partidos. Recientemente han habido batacazos de las bolsas porque hay poca confianza hacia la economía española. El tratamiento contra la crisis en base a meter mucho dinero en obra ahora se vuelve contra el gobierno por su endeudamiento y regañado por la UE tiene que meter la tijera al gasto y recorta sobre todo precisamente en obra pública. De modo que nos movemos entre el cabreo, el desconcierto y el desprecio a unos políticos que además de mostrar que no saben que es lo que hay que hacer (y deberían saberlo, que para eso están ahí) dan la sensación de afrontar la crisis y la triste situación de muchos españoles pensando más en el rédito político de lo que hagan o digan. La situación es preocupante; Problemas de primera para ser resueltos por políticos de segunda con un público que se creía rico y poderoso y ahora tiene los bolsillos vacios y el miedo metido en el cuerpo. Mala mezcla.
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