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El Puente. León Molina

Republicanos

Republicanos Hay que ver qué revuelo arma todavía el declararse republicano. Probablemente sobrevive todavía en el inconsciente colectivo la demonización que durante décadas tuvo el republicanismo en este país. Por lo común cuando alguien se declara republicano se ve en las miradas alrededor como un temor, como una sensación de tensión que se adueña del ambiente. Y, por supuesto, aquél que hace tal declaración es tenido por rojo rojísimo más rojo que La Pasionaria, algo así como alguien a quien no le importaría poner en marcha una nueva guerra civil para instaurar regímenes inconcebibles. Curiosamente no sucede nada de esto cuando alguien se declara monárquico, lo cual significa que apoya un régimen aun más trasnochado e injusto que cualquier modelo sufragista. Y a nadie se le ocurre pensar que el declarante quiere sojuzgar a la población en un régimen feudal sin derechos civiles ni que le guste un pelo el derecho de pernada, por poner un caso. Bien es verdad que son pocos los que se declaran republicanos, quizás por miedo a esa carga emotiva que desencadena. También son muy pocos los que se declaran monárquicos, menos Ansón, pero es que ése es un listo. La mayoría acepta nuestro régimen de monarquía parlamentaria como un mal menor, con la sensación de que más vale no menear este tema. Además Juan Carlos tuvo aquella vez una noche muy inspirada y se ganó una bula gordísima para los restos. Y encima Felipe parece un tío aplicado y formal que se lo curra y no parece que vaya a andar metiendo la pata demasiado. Conque todos contentos y a ocuparnos de otras cosas de más fuste. Y si un día, pasadas las generaciones,  llega a la coronación un capullo impresentable, pues ya veremos qué hacemos. Vale. Pero de ahí a que guste ser súbdito de nadie va un trecho largo. El pijerío náutico mallorquín es el alimento sagrado de Hola con el que no se atreve ni El Tomate. A pesar de que El Jueves le ha dicho ya que trae cuenta y que no hay pasta en el país para pagar la publicidad que se consigue. Sucede que nadie de derechas se proclamaría republicano, lo cual se comprende sin necesidad de grandes meditaciones. Sucede también que sí que hay bastantes gentes de izquierda que se proclaman monárquicos; a esto sí que hay que echarle unas horejas de meditación porque así, de entrada no cuadra del todo. Porque, seamos serios, ser demócrata en nuestro tiempo conlleva necesariamente el ser republicano, aunque no se tenga ni agobio ni prisas por instaurar la tercera. Que Peñafiel también tiene que comer, jolines.

1 comentario

Chobal -

No hay dos sin tres, República otra vez.
Nos vemos.....pronto.