Llegando a meta
He visto hace un rato la retransmisión de la etapa del Tour en la que Contador muy probablemente haya sentenciado el Tour a su favor. Un ataque seco, un tajo incontestable a lo Perico y los segundos que han ido cayendo a una velocidad pasmosa. Me he descubierto a mí mismo dando un grito de emoción al contemplar lo que posiblemente sea el momento clave de esta edición de la carrera francesa. No sé hasta qué punto me habrá afectado las ganas de que Contador triunfe ante un americano que por más admirado que sea no se estaba portando precisamente bien con el de Pinto. Me gusta mucho el ciclismo, he montado mucho en bici y sigo, cuando puedo, las retransmisiones de las grandes carreras, pero no soy un forofo. Seguramente soy un aficionado que los demás tendrán por soso, porque sin ir más lejos, no suelo dejarme llevar por la pasión patriotera y en cada caso mis simpatías se han decantado hacia un corredor u otro por razones técnicas, de personalidad, o por ansia de justicia para corredores maltratados por un deporte que, como casi todos ya, son un espectáculo que se va alejando del deporte para caer en las garras del negocio al que nada importan cosas como el merecimiento, el compañerismo o la superación que deberían ser el eje de la actividad deportiva. Recuerdo el caso de unos hermanos ciclistas profesionales; los Gorospe. Julián era el bueno, la estrella y Rubén el malo, el torpón y limitado. Yo siempre fui con Rubén que se dejaba el alma en las carreras y prodigaba gestos de solidaridad con sus compañeros, mientras que Julián se entrenaba mal y en cuanto la cosa se ponía un poco fea se bajaba al pelotón de cola a hacer chistes o directamente abandonaba. Recuerdo con mucho agrado un día en que Rubén hizo morder el polvo a su hermano con muchas mejores cualidades que él a base de no rendirse llegando a aburrir y reventar a su hermano el bueno. Y en una de las pocas entrevistas que le hicieron en su vida, pidió más tiempo para mencionar y agradecer a sus compañeros desconocidos. Estas cosas en el deporte me emocionan más que la simple victoria de alguien porque sea español. Por eso he disfrutado hoy viendo ganar a Contador. El americano no ha estado a la altura como deportista, que es lo mismo que decir como persona.
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