Blogia
El Puente. León Molina

Nuevo año

Nuevo año

Sábado de Feria y cayó la lluvia. Fue como un enorme cartel en el cielo, entre las luces, para todos los albaceteños que decía muy clarito “el verano ha terminado”. En algún lugar se está fabricando el frío del que Albacete hace cada año una buena provisión. Antes de que nos demos cuenta podremos ver desde nuestra ventana al mirlo negro aturdido sobre la blancura de la nieve. El año en Albacete comienza con la Feria y las campanadas que lo anuncian son las gotas del primer chubasco sobre los charcos. De modo que esta ciudad y sus habitantes tenemos ante nosotros un nuevo año. En el momento de los deseos cabría preguntarse qué quiere Albacete. Hace tiempo que esta ciudad decidió dejar de ser ese “pezote” en mitad de la llanura para ser algo más. Puede que el momento decisivo para ello fuera cuando se vio convertida sin comerlo ni beberlo en la mayor ciudad de una nueva región llamada Castilla-La Mancha. Seguramente eso cambió su psicología de modo definitivo y decidió hacerse moderna e importante.  Importante dentro de lo que cabe.  Albacete por lo visto quiere una estación de AVE, una nueva autovía de circunvalación, ser un sitio de referencia de la aviación de combate de la UE y todos esos proyectos que ustedes conocen y que harán de nuestro pequeño “pezote” un “pezote” grande.  Albacete nunca tuvo rasgos de identidad muy significativos (fíjense que incluso llevamos prendida en la solapa del alma la imagen de ese pezote de los pezotes bastante feo que es el depósito de la Fiesta del Árbol). Con la modernidad, el desarrollo y la proyectomanía conseguiremos por fin que nuestros rasgos distintivos se reduzcan al cero absoluto. Conviene esto al progreso pues el progreso tal como se concibe hoy en día quiere ciudades y ciudadanos uniformes que se integren en el sistema de manera eficiente sin necesidad de costosos ajustes. Otra cosa es que ese progreso convenga a los ciudadanos. Albacete se ha hecho mayor, grande y fuerte. Tiene menos gracia, pero está en el mundo “compitiendo” como se dice ahora. Y cumplirá muchas ferias más acogiendo incluso a melancólicos espíritus disidentes como el que suscribe. Derrotados, sí, pero sin mala sangre para el que fuera entrañable pezote.

0 comentarios