Balances
Tengo ya una edad en la que empieza a tener sentido, en la dimensión temporal, hacer balances de la vida. Pero considero que hacer balances quizás tenga sentido sólo en esa dimensión y por una razón tan mecánica y poco convincente como que uno ha vivido mucho ya, mientras que en el resto de una larga lista de dimensiones no tenga ningún sentido hacerla. Sin embargo, en este momento un tanto adormecido de la tarde del sábado me he sorprendido haciendo balances. Bien es verdad que es una nueva forma de hacer balance, tal cual es hacer balance del futuro, del porvenir. Una de las acepciones de la palabra “balance” según la RAE es el “estudio comparativo de las circunstancias de una situación, o de los factores que intervienen en un proceso, para tratar de prever su evolución”. Pero si aquello a lo que la desidia sabática nos ha llevado es a hacer balance del futuro, esa situación sobre la cual pensamos ha de ser necesariamente una situación no actual ni histórica, sino hipotética. De modo que he hecho balance mi situación después de haber abandonado mis actuales ocupaciones para irme a vivir al campo de un modo más sencillo, y he hecho balance de la situación después de no haberlo hecho. Es una actividad divertida para los que como yo tienen una mente imaginativa y soñadora. Pero ante todo, estoy convencido de que el balance no es menos real que cualquier balance acerca de lo que yo realmente he vivido, porque cualquier balance sobre el pasado o el futuro son sencillamente elucubraciones carentes de cualquier viso de realidad y seguramente de utilidad. En el balance de mi vida pasada y los de mi vida futura, la ecuación me da el mismo resultado; yo soy un exultante triunfador y un deprimente fracaso todo junto, al tiempo y sin fisuras. Según yo lo creo el triunfo y el fracaso, a despecho de esta sociedad materialista que los mide en la posesión, sólo tiene que ver con la íntima pulsión de la alegría. Quizás esta es de las pocas dimensiones en la que tenga sentido hacer balances. De modo que dormitando sonrío para ayudar a que la cuenta salga. Sencillamente.
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Sebastián -