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El Puente. León Molina

La pequeña África

La pequeña África

La zona de Albacete en la que vivo –una parte del ensanche -, ya empieza a ser llamada por algunos “la pequeña África”.  En efecto hay por las calles que rodean mi casa una gran concentración de inmigrantes, especialmente africanos. Esta presencia se hace especialmente visible en los días no laborables, en los cuales los africanos llegan incluso a ser mayoría por las calles dado que los albaceteños se mueven (a sus parcelas, pueblos y aldeas, apartamentos de la costa, etc) y ellos como no tienen donde ir caminan por la calle, se refugian en los bares del barrio o forman grupos en las esquinas y en la puerta de los locutorios para charlar y pasar el rato.

Más de una vez me han hecho comentarios que, de uno u otro modo, vienen a decir que qué pena, que mi barrio se está “estropeando”.  Ante estos comentarios yo quedo verdaderamente atónito porque no veo los signos de empeoramiento alguno por ningún lado. En las primeras horas de la mañana, casi antes de que el barrio despierte, las esquinas se llenan de africanos que están esperando su transporte, gente callada, con sueño, que se va a currar duro en aquello en lo que los españoles de nacimiento no quieren trabajar. Los africanos a la tarde llenan las tiendas haciendo sus compras –son especialmente educados según me cuenta una cajera del super de al lado de mi casa.  También entran en las cafeterías a consumir, especialmente cuando hay futbol. Unos son del Madrid y otros del Barcelona y se mezclan con los parroquianos blancos haciendo chascarrillos y siguiendo los partidos. Luego pagan y se van. Sólo en una ocasión he visto a un africano pasarse de rosca con la bebida y metiendo la pata y molestando. He visto por lo tanto escenas así muchas más veces protagonizadas por españoles, e incluso algún vecino, muy blanco él, me deleite varias veces al mes cantando de madrugada borracho como una cuba y meándose por las fachadas de mi calle. Hay muchos que venden chucherías y cedés. Dicen: “¿quieres?”  Y si no quieres, se marchan. Ya hay algunas parejas de de africanos y españolas y se empiezan a ver carritos con bebés mulatos. Esto es lo que yo veo. De modo que esos comentarios no tienen posibilidad de interpretarse de otro modo que como racismo puro y duro por mucho que nadie se reconozca a sí mismo como racista. Deberían pensar en ello. Y por cierto, yendo un poco más allá, yo considero a mis vecinos africanos paisanos digan lo que digan sus papeles. Son de Albacete, aunque la mezquindad de mentes y leyes no se lo reconozcan. Un saludo desde la “pequeña África”.

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