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El Puente. León Molina

Aves

Aves

Como sospechaba, durante este fin de semana en mi aldea, he podido comprobar que ya se han marchado los abejarucos, esos preciosos pájaros multicolores que se dejan ver largamente en las alturas de sus perchas. Pero se han marchado, ya digo. Ya deben estar sobrevolando África. Da cierta tristeza no verlos ya y no escuchar su peculiar canto por todos los rincones de estas sierras que los acogen cada verano. Para compensar, están empezando a llegar los petirrojos, pajarillos también muy vistosos con su medallón anaranjado en el pecho. Los petirrojos son unos pájaros confiados y también se exhiben sin sonrojo. En las últimas semanas estuvieron pasando grupos de milanos negros buscando la depresión del Guadalquivir, cuya cabecera está muy cerca ya de las sierras albaceteñas, para dar el salto de continente por El Estrecho. Era un espectáculo magnífico ver pasar esas grandes y elegantísimas rapaces en sus bandadas circunstanciales. Mis vecinas, las águilas culebreras siguen aquí; ellas son las últimas en marcharse y todavía me muestran sus blancas alas moteadas, y si estoy dentro de la casa, sus agudos chillidos son como un aviso para salga a ver su vuelo lento y poderoso. Me cuentan unos amigos que hace unos días, desde el observatorio de necrófagas del monte Mingarnao pudieron ver un espectáculo único. Un águila real atacó a los más de cien buitres leonados que reposaban en los cantiles, los hizo alzar el vuelo y, ya en el aire, les atacaba en rápidas pasadas que los desequilibraba por un momento. Todo según parece un mecanismo de defensa del territorio del águila. Por mi parte, el pasado domingo estuve en mi escondite fotografiando pájaros y tomé instantáneas de un alcaudón real con su negro antifaz, antes de que desenvolviera su canto tan raro durante un buen rato para mí, mientras las chovas con su pico de intenso color rojo graznaban sobre los acantilados. Yo también emigro cada fin de semana a este pueblo llamado Nerpio cuya riqueza natural no deja de asombrarme. Y aquí me recupero y alimento para regresar a las duras jornadas de la semana laboral. Debe estar escrito en mi instinto. Pura supervivencia.

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