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El Puente. León Molina

Mañanitas de Fátima

Mañanitas de Fátima

Es un placer comprobar cómo algún rincón de la ciudad se recupera para la vida ciudadana. El mercado de Fátima fue durante muchos años un lugar solitario, sucio y olvidado. Hoy su amplia plaza central florece de nuevo y es lugar de convivencia y esparcimiento. Primero se llevó a cabo una operación de limpieza y restauración, más adelante comenzaron a llevarse a cabo actividades, principalmente a cargo del grupo de teatro TIT, de la incombustible e irreductible Engracia Cruz, que a estas alturas es ya una institución en el teatro de nuestra ciudad. Después el ayuntamiento ha ido conformado un programa de actividades que convierten la plaza, en especial los domingos por la mañana en un lugar muy agradable. Se ha traslado allí el mercadillo de antigüedades que se venía celebrando en la Plaza Mayor. Bajo los soportales los distintos puestos ofrecen sus objetos inesperados que van desde lo sencillamente herrumbroso a lo curioso y sorprendente. Colleras, trillos, muebles, libros, sellos, estampas, utensilios de todo pelaje entre lo esperable. Cuadros eléctricos rotos, un teléfono militar de comunicaciones, bovinas de motor, medio abanico, una mesa de prensar queso, entre lo más sorprendente. El pasado domingo tocó un grupo de jazz durante un buen rato. Eran jóvenes músicos que interpretaban estándares y algún tema propio con muy buen sentido. Una gran novedad en esta ciudad en la que le das una patada a una piedra y te salen diez grupos de rock (dicen que hay estables y censados  más de cien), pero donde casi no han existido grupos de jazz. Una agradable sorpresa. Espero que el festival de jazz que organiza Cultural Albacete se acuerde de ellos para las actividades paralelas.

La entrada a la plaza está flanqueda por sendos bares con sus terrazas que en estas mañanas se encuentran muy concurridos. Cañas, tapas, prensa, saludos, risas, en fin un ambientillo como de rastro madrileño. En suma un lugar reconquistado para la convivencia tranquila, pausada y amable que ha sido santo y seña de nuestra cultura durante décadas y que hoy se va apagando entre la falta de espacios, la prisa y la invasión de los modelos foráneos. El próximo domingo en la mañana pueden ustedes darse un paseo por allí, echar un rato con los amigos y disfrutar del tiempo pausado, como antes hacíamos todos. Y, si andan listos, pueden volver a casa con alguna tontería llena de polvo que les alegrará la tarde. elpuente.blogia.com

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