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El Puente. León Molina

Nacionalismo plasta

Nacionalismo plasta Desde que los románticos con sus desatadas emociones abrieran la llave de las pasiones nacionalistas, el mapa de Europa y del mundo ha cambiado sin cesar, se ha derramado mucha sangre y sobre todo la humanidad ha perdido montañas de tiempo y energía en temas bastante idiotas como la patria y esas cosas. El nacionalismo es una gran memez, cuando no una perversidad malintencionada por cuenta de quienes pretenden beneficiarse de él. De modo que en la continua algarada nacionalista no veo más que memos o aprovechados. ¿Por qué luchan los nacionalistas vascos o catalanes?. Por una patria, por una bandera, por un equipo de fútbol propio. Luchan por lo pequeño, por la exclusión, por la exaltación perversa de las diferencias. Piensan que sus riquezas las han obtenido solos, sin ayuda de nadie y menos con la ayuda del resto de españoles. Todos sus derechos civiles, incluidos los que los diferencian, como la lengua, les son exquisitamente respetados por el estado. Pero eso no les parece suficiente. Tanta tontería y prepotencia hace que algunos ciudadanos hagan también el tonto poniéndose a su altura y creen un partido para combatirlos. Es el caso de Unión Progreso y Democracia, el partido liderado por Rosa Díez y Fernando Savater. Leo las crónicas de sus actos fundacionales y al parecer todo el bagaje programático del partido se resume en dar caña para recortar el poder y atribuciones que los nacionalismos han ido arañando a lo largo de los años a los distintos gobiernos españoles. Y no es que me resulte antipática la idea después de tanta chulería y rapacidad nacionalista, lo que no entiendo es un partido que tenga ese único fin, de igual modo que no he entendido nunca bien que exista un partido ecologista o un partido feminista, dado que el liderazgo político y el desarrollo de las normas de desarrollo de un país, son cosas mucho más amplias que empeños tan cortos, por muy loables que puedan ser. De modo que tenemos a una persona brillante como Savater haciendo el tonto y probablemente también haciendo el pavo mientras le da cobijo a una mujer que se ha quedado sin partido. Son las cosas del nacionalismo. Son tontos y si no nos andamos con tiento nos vuelven tontos a todos. Son atorrantes y están siempre en medio. Nos roban el espacio y el tiempo para dedicarnos a aquellos temas a los que de verdad deberíamos dedicarnos y que no son otros que aquellos que tienen que ver con la pregunta de qué haremos para vivir mejor, para que todos, incluidos los plastas de los nacionalistas, puedan vivir mejor.

3 comentarios

Deckart -

Te equivocas en una cosa León. Rosa Díez fue expulsada del partido no es que se haya quedado sin partido.

Sebastián -

PD: Como tú mismo dirías: excelente artículo.

Sebastián -

La pandemia es absoluta. Por doquier se encuentra uno con nacionalistas de ciudad, nacionalistas de pueblo, nacionalistas de barrio, nacionalistas de edificio y nacionalistas de sí mismos. ¿En qué se diferencian unas banderas de otras si son contempladas desde el caleidoscópico prisma del nacionalismo?