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El Puente. León Molina

El agua y el ridículo

El agua y el ridículo

Lo que está sucediendo en España con la gestión del agua es vergonzoso y está muy cerca del ridículo internacional.  Da la sensación de que en lo referente a este tema nadie tiene la más mínima intención de poner un poco de cordura. Por una parte, los dirigentes políticos hacen del tema bandera partidista y lo enreden y enturbian todo con la batalla de los partidos con sus navajazos traperos, sus intercambios de favores, y su encastillamiento en el modelo elegido.  Por otro lado, los ciudadanos, contagiados por el ambiente, se posicionan y siguen este tema con una actitud de forofos, dando por bueno todo lo que dicen los políticos de cuyos colores se sienten simpatizantes y por deleznable lo que les llega desde el otro bando.  Por su parte, a los ecologistas integristas todo les parece mal. Pero informarse, escuchar a los técnicos en la cuestión, valorar, analizar y pedir y ofrecer cordura, eso no, que es muy aburrido. Parece que este país se ha dividido en “trasvasistas” y “desaladoristas”.  Y cuando aparecen los “istas” la reflexión salta por la ventana. Porque según el criterio mayoritario de los técnicos, en España hay agua suficiente. Pero la gestión es pésima. La solución, según dicen, pasa por multitud de acciones adecuadas a cada situación, de modo que en algunos lugares habrá que hacer pequeños trasvases, en otras habrá que desalar, y en otras sobre todo racionalizar el consumo y evitar y castigar el robo generalizado de agua. Y con toda su hipocresía, lo poderes públicos con sus campañas tratan de crearnos mala conciencia por derrochadores, cuando el 90 por ciento del gasto de agua se produce en la agricultura. Agricultura demencial y hasta bandolera. En la cuenca del Segura, una de las más deficitarias, hay miles de pozos ilegales (gente que roba agua) sin que la Confedereación Hidrográfica haga nada ya que está en manos de las Mancomunidades de Regantes. De vez en cuando hacen una playeta mostrenca en algún pueblo serrano y dicen que son la madre del cuidado medioambiental.  Y los gobiernos miran para otro lado. Los agricultores de Almería no usan el agua de la desalinizadora de Carboneras (que se queda al 30 por ciento de su capacidad), ¿para qué, si pueden tener casi gratis la de los ríos de de la sierra albaceteña y cuando estos se sequen la de sus acuíferos que destrocen la sierra para siempre?. Si el actual gobierno trasvasa agua a Barcelona, se enroca diciendo que no es un  trasvase para no darle ese agua al enemigo, y la oposición está encantada porque dicen que han mentido como si fuera lo mismo dar de beber a los habitantes de esa ciudad, que hacer una obra faraónica para regar naranjos en Valencia o campos de golf en Murcia. La solución es la más fácil y la más difícil; un acuerdo nacional sobre el agua con soluciones dirigidas por los técnicos. Entretanto el ruido forofo, ayuda más bien poco. Y la ridiculez rellena los cauces vacíos.

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