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El Puente. León Molina

Orgullo Gay

Orgullo Gay

No hace mucho se celebró en Madrid el Día del orgullo gay. Cada año, cuando veo las imágenes de esta especie de carnaval, me quedo confuso. No lo entiendo muy bien, la verdad. En un reportaje de este año pude  ver a un señor con un tanga de purpurina y gorra de plato nazi que se frotaba ostentosamente el paquete frente a la cámara del reportero mientras otro con otro tanga y antifaz de plumas removía sus nalgas frente al primero. Estos señores son homosexuales y no lo esconden, lo cual por suerte es algo normal y aceptable para la mayoría. Además quieren que se sepa. Esto lo entiendo menos; no encuentro dentro de mí ningún interés en proclamar mis tendencias sexuales. Quizás ellos sí tengan la necesidad porque durante bastante tiempo no pudieron y lo necesitan. De acuerdo. Pero, ¿de esta manera?. La escena protagonizada por los señores referidos y las miles más que se produjeron  en esa manifestación o fiesta son groseras, chuscas, de pésimo gusto y creo que más que nada desacreditan al colectivo. De hecho dentro de ese colectivo empiezan a levantarse voces críticas con ese tipo de celebración y la imagen que proyectan a la sociedad. Estoy convencido de que muchos, quizás la mayoría de personas de ese colectivo no se sienten cómodas con esa imagen de “locas” desaforadas. ¿Se imaginan un Día del orgullo machote con tíos alardeando de modo explícito de lo mucho que le gusta tirarse a las mujeres, o el Día del orgullo de la mujer heterosexual con tías restregándose penes por sus partes y abriendo las piernas frente a cada tío que se crucen ese día?. Para mí la opción sexual de cada uno es algo personal e íntimo que se comunica a quien se quiere, pero hacer alarde público de ello es muy poco educado y si además se promulga de un modo ostentoso y chusco, resulta grosero y, como todo lo grosero, dificulta la comunicación que es el bien humano para el que se fue construyendo la educación y los buenos modales. Tengo amigos y amigas homosexuales y no puedo imaginarme a ninguno de ellos en actitudes tan horteras. Como dijo Francis Bacon “la discreción es una virtud, sin la cual dejan las otras de serlo”.

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