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El Puente. León Molina

Contento

Contento

Yo no sé lo que es la felicidad, pero sospecho que no suele ser nada de aquello que nos dicen que es. Todo el mundo quiere ser feliz, eso sí, pero observo lo que hacen y lo que buscan para ser felices y todo anda más o menos cerca del tener, de poseer cosas. Bueno, esto se desmonta fácilmente, aunque ello no implique que podamos librarnos igual de fácilmente de la presión por querer que queramos tener cosas tangibles o intangibles. Por otro lado nos encontramos el gran mercado persa de las filosofías chicleteras y los libros de autoayuda que nos dan todo tipo de claves para desabrocharnos el botón de la satisfacción personal en una serie de ejercicios sin mayor profundidad, los prodigiosos métodos de sea usted feliz en doce pasos, sin dietas ni esfuerzos. También andan por ahí los, permítanme la expresión, negacionistas, o dicho de otro modo los religiosos que a fuerza de poner los ojos en blanco de tanto mirarle las sayas a la divinidad, han acabado por negar el mundo y hasta a los hombres en su dimensión real y lo niegan como ilusiones o sombras del auténtico vivir que no está aquí, sino  en un lugar legendario que le han dicho a ellos de muy buena tinta.  Y están también aquellos que te explican con resignación que la felicidad no existe, que la vida es un padecer fatal sobre el que no merece la pena luchar, sino maniobrar para recibir el menor daño posible. Son estos últimos gente moñiga y ceniza de la que hay que apartarse rápidamente porque a su lado sí que la felicidad, sea lo que sea, se pone difícil.  De modo que aquí estamos los dos, usted leyendo este artículo y yo escribiéndolo mientras queremos los dos ser felices.  Vale. Pero ¿qué narices es eso de la felicidad?. Si miro hacia mi pasado llamaría felicidad a los muchos momentos en los que estaba alegre, en los que me divertí, especialmente con otros alrededor. Entonces, ¿ya está?. ¿Estar contento y ya esta?  ¿Y para eso tanto? Recuerde usted pasajes felices de su vida, ¿sonreía usted?. Si es que ya verá usted que va a ser eso. Y, perdone, ¿está usted sonriendo ahora?. Pues esa es la cosa. Voy a ponerme. Que tenga usted un buen día.

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