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El Puente. León Molina

Lecciones de primavera

Lecciones de primavera

En estos días se está produciendo con toda su fuerza el reventón de la primavera. Los árboles que han estado mostrando durante meses su esqueleto se cubren de hojas, los montes pardos y grises lucen toda la gama de los verdes, han vuelto los pájaros que se marcharon durante el invierno a lugares más cálidos y llenan el cielo con sus cantos y sus ritos de apareamiento. Hay una pujante renovación en todo llenando nuestros ojos.  A cierta edad –a una edad como la mía- la primavera tiene como siempre ese cierto aire jubiloso, pero también algo de melancolía. Nada como la primavera nos muestra el paso del tiempo. Para los que hace tiempo cruzamos el ecuador de nuestra vida, es un año más, pero también un año menos. Con una alegría tranquila y con agradecimiento observamos en la primavera que estamos vivos, que seguimos participando de este raro y muy interesante experimento del Universo. Pero somos conscientes también de que hemos descontado un año más de nuestro saldo y ello nos conduce irremediablemente a la melancolía. Tengo para mí que dejarse llevar por ambos sentimientos a través de la aceptación armónica de la profunda verdad que hay en ellos dos nos hace más lúcidos y nos puede conducir a la calma interior. Caer unilateralmente de modo exclusivo en uno de ellos y aun más luchar contra el otro, es negarnos a nosotros mismos y al mundo y quedar abocados a la tristeza que es el sentimiento más estúpido y destructivo que podemos albergar los seres humanos.  Claro que para saborear en toda su plenitud estos sentimientos hay que venirse al campo. En la ciudad no hay primavera, sólo un cambio de temperatura. En el campo la renovación del ciclo invade los sentidos y a través de ellos nos penetra esa alegría y esa melancolía  que  nos hablan en voz baja de nosotros mismos y nos ayuda a conocernos y sobre todo a aceptarnos sin lucha ni agitación. Algún día yo volveré a ser parte de esa realidad, de esa naturaleza, y de algún modo habitaré en los pensamientos de otros.  La vida es una rueda de conciencia y pensamiento. Y nuestro paso por ella algo más sencillo y menos trágico de lo que por lo común pensamos. La primavera así lo muestra a quien quiera mirar.

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