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El Puente. León Molina

Con el agua al cuello

Con el agua al cuello

Charlaba ayer con un amigo socio de una cooperativa de un pueblo de Albacete. Está muy preocupado y no es para menos. La administración (sobre todo la autonómica) le debe una cantidad de dinero enorme. Los vencimientos de los instrumentos de financiación que no han tenido más remedio que suscribir se acercan. Si ese dinero no llega la quiebra sería más que probable, porque los bancos les dicen que ganan muy poquito y que no les piensan renovar. Esta cooperativa fundada por personas emprendedoras y muy trabajadoras, es la empresa que mantiene más empleo en su pueblo. Si quiebra, sería un duro golpe para ese municipio. Pero sería sobre todo una sangrante injusticia. Porque el dinero de trabajos encargados y realizados no llega, pero nadie desconoce que sí llegó el dinero para el aeropuerto de Ciudad Real, para el delirio de la ruta turística de El Quijote o para pagar la gilipollez de regalar un ordenador a todos lo profesores de instituto de la región por poner sólo tres ejemplos cogidos al vuelo de la memoria en lo autonómico, porque en otras administraciones también podríamos hincharnos a citar derroches disparatados y aquí sólo un ejemplo: hace unos días debía tomar un tren hacia Madrid, comprobé que había un tren a la hora que más o menos que me convenía, veinte minutos después había un AVE que costaba bastante más y que tardaba diez minutos menos, y para que ese AVE funcione se ha gastado una cantidad de dinero indecente. ¿Cómo se sentirán mis amigos y su empleados y todos sus familiares que dependen de ello?. Pues indignados, seguramente. Por esto entre otras cosas se han llenado las calles de España el pasado fin de semana. Y todavía hay muchos políticos tontos o indecentes que están buscando el modo de desacreditar ese movimiento.  Si quiebra la empresa de mis amigos no será ni noticia, pues otra de las  más de cuatrocientas mil PYMES que la situación actual se ha llevado por delante. En cada una de las casas de esos cooperativistas y sus empleados sí que será noticia. Una noticia muy amarga. Espero de corazón que puedan capear el temporal. Y que podamos todos librarnos algún día de toda esta insensatez. Entretanto, seguiremos indignados.

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