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El Puente. León Molina

Ficciones

Ficciones

La ficción, la irrealidad, puede ser terrible. Los seres humanos sufren cada día y algunos llegan a situaciones vitales desastrosas por irrealidades y ficciones que se instalan en su inteligencia y su razón  devorando la capacidad de relación con el mundo real que les rodea. Y esto pasa también a nivel de comunidades y sociedades enteras, máxime cuando esa inteligencia colectiva es siempre etérea, multiforme y en muchos aspectos fuera del control de los individuos que son partícipes de ella. La mayor parte de los pilares que han sostenido nuestra vida como sociedad son ficticios; el mercado regulador es una ficción pues no regula nada que los hombres con ética y política no sean capaces de regular, el crecimiento económico ilimitado como motor de la riqueza es una ficción porque los recursos que emplea no son ilimitados, ni la economía es regular ni mecánica. La propia riqueza es una ficción porque después de obtenido lo necesario para una vida sin padecimientos todo lo demás empobrece y esclaviza.   El sistema financiero que sostiene la economía es una ficción que hoy más que nunca ha quedado demostrada. Nuestra democracia es una ficción porque los sacralizados mecanismos de representación han apartado a la gente de la participación, sin la cual la democracia deviene aparencial. La aspiración a la felicidad es una ficción porque la situamos en el exterior, que es precisamente donde nunca está. Ficción sobre ficción nos hemos desconectado por completo de la realidad. La crisis es el shock depresivo en que hemos caído cuando el mundo real en que vivimos nos enseña la patita por debajo de la puerta. Ante esto, no nos queda otro camino que mirar dentro y mirar fuera de nosotros y quizás decirnos, reformulando la invitación al republicanismo del marqués de Sade a los franceses: “hasta aquí hemos llegado, esto es lo que hay, un esfuerzo más y podéis llegar a ser ciudadanos”. En nuestras manos está: la ciudadanía o el llanto.

P.D. Una de las caras más visibles del esfuerzo por alcanzar hoy la ciudadanía es el 15M, por eso irrita tanto a la conocida actriz Dolores Cospedal y sus compañeros de reparto, que no entienden que toda esa gente se resista a llorar en el patio de butacas del teatro en que la diva representa su obra y prefieran lanzarse a las calles y plazas a vivir la trágica alegría de la realidad.

1 comentario

angel aguilar -

Maravilloso, León!! UN abrazo, hombre sabio...quiele chupito?