ESTA TE LA APUNTO
La sociedad en general y los medios de comunicación en particular, que siguen con asombrosa minuciosidad lo que hacen y lo que dicen los políticos para ponerlos a caer de un burro no han reflejado, que yo sepa, una de las primeras promesas incumplidas –mentira, vaya – de Zapatero. En su campaña electoral repitió insistentemente que elevaría el presupuesto anual de inversión en investigación e innovación tecnológica en un veinticinco por ciento. La cifra real no se acerca a ese porcentaje ni de lejos. Y nadie ha dicho nada. Ni los periódicos se han hecho eco, ni sus columnistas han afilado la pluma con el tema, ni la oposición que brama desaforadamente por mucho menos, nadie, ha denunciado este hecho. Este silencio sin duda refleja una clara situación; a este país la ciencia, la investigación y el desarrollo tecnológico le trae totalmente sin cuidado. Este crónico orden de cosas además ha sido reforzado en los últimos años por una dirección política que ha impartido sus bendiciones a un modelo económico que tiene como uno de los principales motores de desarrollo al sector de la construcción, donde se hace mucho dinero y fácil, pero con un tipo de riqueza que no siembra futuro. Si aquí se constipa la construcción, nos ponemos todos malísimos.
Sin duda se trata de un problema complejo y en el que las responsabilidades no son exclusivas del estado. La sociedad española, de la cual surgen sus emprendedores pasa a la administración la responsabilidad de la innovación, como si fuera algo que le debe ser proporcionado por ésta como las carreteras o el alcantarillado. Otro gran actor en este problema, la universidad, sigue embebida en sus sueños de gloria académica, con muy poca conexión con el tejido productivo del país y de la que salen jóvenes con casi nula formación práctica y sin herramientas metodológicas para la innovación. El profesor N. Rosenberg, experto en políticas de innovación lo ha expresado muy claramente: “España ya no pueden exportar la mano de obra barata. Sin nuevos productos que implantar en los procesos industriales, va a tener problemas”. De hecho, ya han comenzado a birlarnos la cartera en la localización de empresas y en el sector textil (tradicional y poco desarrollado tecnológicamente) hay en este momento cien mil puestos de trabajo en serio peligro. No es por lo tanto asunto para bromas y nos jugamos mucho de nuestro futuro en ello. De modo que en este asunto, aunque no proporcione disgustos políticos, ausencia de iniciativas y mentiras, las justas, ¿vale Zapa?.
León Molina
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