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El Puente. León Molina

Sábado magnífico

Sábado magnífico Ayer (escribo estas líneas el domingo) fue un día grande para Albacete. Más que grande fue un día grandismo. En el espacio de pocas horas tuvieron lugar dos espectáculos que obtuvieron un seguimiento popular enorme. Por la tarde en el parque la ofrenda floral para conmemorar el cincuentenario de la coronación de la Virgen de los Llanos y poco después, en el estadio Carlos Belmonte, un encuentro de fútbol con la selección española. Al primero acudieron según la policía municipal veinte mil personas y al segundo dieciocho mil.  Gol de la virgen. Por cierto que en muchos ciudadanos  deben coincidir las condiciones de devotos marianos y futboleros, porque si descontamos los ateos rebordecidos, los que no van al fútbol, los que llenaban los merenderos, los que se fueron a su pueblo o a la playa, se pone la cuenta dificililla, a pesar de los refuerzos para uno y otro evento que sin duda llegaron de los pueblos cercanos. De ambos espectáculos me llama la atención el poder de movilización de lo que podríamos llamar nacionalismo folklórico. Es un nacionalismo festivo, aparentemente no violento pero cargado de la emoción y autoafirmación de lo propio como señal distintiva del resto. En el caso de la conmemoración de la coronación de la virgen (expresión de conspicuo significado), es necesario aceptar la pirueta conceptual habitual del catolicismo de venerar a una virgen particular con nombre propio, distinta de las demás, cuando se trata de una única entidad. Sin embargo, la particularidad de la virgen propia y su especial dedicación a los paisanos parece confortar a los fieles. Ellos, agradecidos, la asumen como estandarte y la veneran. Claro que ya sabemos que a Lutero que aclaró en su día estas cosas, aquí lo echamos al pilón. Lutero no llegó a explicar sin embargo que el dios de los católicos, el de los judíos, el de los islámicos o es el mismo o no es nada. Espinoza sí que lo explicó, pero ese Dios no tiene cuerpo ni cara, con lo que los ritos quedan muy deslucidos y no sirven para esto de la afirmación de la patria chica. La Virgen de los Llanos es lo nuestro, lo que nos identifica y diferencia de los otros que tienen otras vírgenes. Sin salir de nuestra provincia hay ritos basados en robos de imágenes de una aldea por otra cercana, con los subsiguientes actos heroicos de recuperación y lavado de afrenta. Con el fútbol no hacen falta esas finuras intelectuales, la selección somos todos y arreando. Nuestra virgen nos identifica, como dice nuestro alcalde rojo. Magnífico sábado. Para la perfección sólo nos faltó una buena corrida de toros.

1 comentario

AAR -

Sólo tengo que decir una cosa muy clara, muy sencilla y muy rencorosa: me gustaría haber escrito yo ese artículo. Quede, pues, constancia documental de mi envidia.