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El Puente. León Molina

Solo o con leche

Solo o con leche La sociedad en que vivimos trata de llevarnos con frecuencia a la simplificación extrema y de situarnos ante elecciones que aparentemente no pueden contener más alternativas. El científico y divulgador  Jorge Wagensberg, en su agudo y divertido libro de aforismos sobre ciencia Si la Naturaleza es la Respuesta, ¿Cuál era la Pregunta?, nos regala éste: “El viejo dilema de qué fue antes, el huevo o la gallina, hace tiempo que tiene solución: fue el huevo, aunque, claro, no era de gallina”. De modo que la ignorancia no está en aquél que se ve sorprendido por la pregunta, sino precisamente en aquél supuesto picarón que la formula. Parece que todo se confabula para llevarnos a un pensamiento, y a un comportamiento dicotómico; A o B, Barsa o Madrid, a favor o en contra de esto y aquello. Hay que elegir bando, pensar y analizar no está muy bien visto. Pensar lleva su tiempo, hay que informarse dentro de la maraña informativa – ese bosque que no nos deja ver los árboles -, y hay que valorar antecedentes y consecuencias. Demasiado tiempo para una sociedad que lo quiere todo ya y que no soporta la calma que descuadra las encuestas. Pero lo peor de esto es que optar, aunque sea rápido y sin mucho análisis, comporta por lo común situarse radicalmente en contra de los partidarios de la opción desechada. ¿Qué le parece a usted mejor para España, monarquía o república?, hombre pues no sé, yo, en fin, monarquía. Pues yo es que soy partidario de la república. Pues qué barbaridad, no tiene usted ni idea. ¿Y porqué se muestra usted partidario de la monarquía?. Porque es mi opinión personal y tiene usted que respetarla. Más o menos, salvando la caricatura, suele suceder así. Y se confunde por completo el respeto a la persona con el respeto a lo que dice, que son cosas que no tienen nada que ver. Esta simplificaciones se dan especialmente en algunos campos concretos. Por lo general, cuando discuto sobre religión con alguien acaba pidiéndome respeto para sus ideas o creencias, cuando lo que me está pidiendo en realidad es silencio. Si se está en el equipo de los creyentes, lo no creyentes no tenemos ni idea de nada, no podemos hablar o en todo caso lo que diremos serán tonterías. En el campo de la política esto llega a su extremo más idiotizante. O PP o PSOE, a piñón y sin fisuras. Díme de qué partido eres y te diré porqué eres listísimo o porqué eres idiota. Y si eres crítico con los dos, independiente de a quien votas, directamente eres tonto. Venga, solo o con leche, que no tengo toda la tarde.

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