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El Puente. León Molina

Cuadrilla de Huebras

Cuadrilla de Huebras Ahora, a mis años, resulta que me he aficionado a la música de cuadrillas. Yo que siempre fui rockero y jazzero de pro, que siempre miré con desidia las formaciones de música tradicional, pues resulta que me he enganchado a la música de las cuadrillas. Viene esto a cuento de que estaba recordando una larga noche en el bar La Plaza de Nerpio en una jornada de las vacaciones navideñas. Cuando entré allí aquella tarde, con la intención de tomar una caña y marcharme, me sorprendió ver  tocando una cuadrilla de música tradicional. Y no una cuadrilla cualquiera, sino la Cuadrilla de Huebras, una institución musical que si viviéramos en Japón, habría sido declarada monumento nacional desde hace muchos años. Huebras, pedanía de Nerpio limítrofe con Granada,  puede que sea unos de los lugares más despoblados e intransitados de nuestra provincia y quizás de nuestra región, lo que ha propiciado que allí se conserven vivas muchas tradiciones hace tiempo desaparecidas en otros lugares. Pues bien, en el bar no había música enlatada, sino que tocaban “los de Huebras”. El bar estaba lleno de gente de todas las edades,  muy divertidos en perfecta comunión con los músicos. Les aplaudían a rabiar, les pedían temas concretos, cantaban con ellos canciones de aguilanderos y, en suma lo pasaron –lo pasamos- realmente bien durante una larga noche. En las últimas horas se mezclaron con la gente, aparecieron más instrumentos y acabaron tocando junto a espontáneos del público. Todo ello una demostración palpable de que es una música viva, no una música de museo para cuatro maniáticos, sino compartida y disfrutada por toda la población. Y creo que esa es la razón fundamental de mi conversión. La música tradicional que yo había escuchado hasta ahora, salvo escasas y honrosas excepciones, era una blandura sin matices interpretada por grupos de misa y así, con mucha chica haciendo descoloridos gorgoritos y chicos pavos poniendo voz de machotes para cantar, dale que te pego, todos los mismos temas tópicos. Un peñazo auténtico, vamos.  Es tal la fuerza de la autenticidad de cuadrillas como la de Huebras, que hoy existe todo un movimiento de recuperación de los sonidos, los toques y el sabor más auténtico de esa música que ha sobrevivido casi escondida en lo más profundo de nuestras montañas. De modo que, quien te ha visto y quien te ve, lo cierto es que estoy deseando pillar de nuevo una fiesta con los maestros de la cuadrilla de Huebras. Entretanto, con una copa de buen carrasqueño serrano, brindo por ellos.

10 comentarios

Marta -

Hola Deckart
Por tu forma de expresarte parece ser que no has tenido una buena infancia pero de tus problemas no tiene nadie la culpa y mucho menos la música. Aunque bueno yo conocí la graya y la verdad no es un buen referente musical.
Me parece muy triste que ya a tu edad no sepas distinguir a cuatro tuneros de un grupo de folk. Yo tengo 20 años y admiro y respeto mucho a las personas que van en estos grupos,por aprender y conservar esa tradición.Como bien dijo el poeta y erudito "Giacomo Leopardi" Las gentes que nunca se preocupan por sus antepasados jamás mirarán hacia la posteridad. Estos sentimientos pienso que son comunes en todos los que como yo nos identificamos y conocemos esta música, y creo que los que no tienen ni idea no tienen derecho a juzgarla. YO TAMBIEN BRINDO POR TODOS LOS GRUPOS DE FOLK DE ALBACETE Y DE TODA ESPAÑA!!!!.
ENHORABUENA AL ARTICULO DEL PUENTE!!

Deckart -

Una pregunta Sebastián. ¿Crees que del respeto a los aguilanderos puede surgir el tecno-huebras?

Sebastián -

Hola, León. Enhorabuena por este artículo. Comparto plenamente tu visión, tus sentimientos y tu respeto por la música de raíz y de transmisión oral; una música que no es cuestión de vender en el gran supermercado en que se ha convertido el mundo, sino de valorar, salvaguardar e impulsar como lo que verdaderamente es: tradición popular pura y viva. Me ha gustado el ejemplo que has puesto de Japón. Somos capaces de admirar a un senegalés que toca la kalimba o el djembé como lo hacían sus ancestros e incluso lo invitamos a participar en nuestros festivales de floclore, pero nos da como vergüenza compartir o exportar al "tío Jacinto" que toca la bandurria o el laúd como los ángeles o canta unas parrandas como lo hacía su bisabuelo. No es en absoluto disparatado que te gusten el jazz, el rock y las cuadrillas. Mira a "Extremoduro". Y el jazz nació precisamente de ese profundísimo respeto a las raíces. Todo lo demás no son más que tristes complejos emponzoñados con ridículas moderneces. ¡Me sumo a ese brindis con carrasqueño! ¡Por el pueblo y la Cuadrilla de Huebras!

Chobal -

Hola Deckart, que a uno de La Graya le sea más cercano Radiohead o Prodigy es bastante interesante.
Saludos.

León -

Te pongas como te pongas, se te clarea la coronilla, Deckart.

Deckart -

Estimado León:
Que a tus años hayas derivado, en lo que se refiere a tu gusto estético, a la música de las cuadrillas es -francamente- preocupante.Utilizas el término "conversión" y este término tiene, como tu bien sabes, cierto regusto moral.
A lo largo de mi vida he visto y sufrido en mis redes neuronales la infección que produce escuchar aguilanderos, villancicos y demás música tradicional.
Sinceramente: cuando campaba por La Graya, independientemente de la belleza y sublimidad de las montañas, y empezaban a aparecer esa especie de "tunos pastoriles" me daban ganas de hacerme "heroinómano". Las bandurrias, castañuelas,botellas de anís y guitarras de mala calidad producían en mí efectos devastadores en mi sistema nervioso por no hablar también, y más explicitamente, de los esfectos laxantes.
El hecho de que se conserve la música tradicional no es sorprendente. Lo que es sorprendente es que proliferen metastásicamente festivales de música étnica y tradicional, potenciadas por el poder político a través de programas subvencionados. ¡Y peligroso!
Es una lástima que la gente de la Sierra no tenga acceso a formas musicales más interesantes aunque estén en algún sentido enlatadas y tenga que tragarse lo que les da por cantar a cuatro "tunos", eso sí, auténticos. Porque lo áuténtico son las raices, y no el tronco, ni las hojas ni la motosierra que luego cortará el árbol.
No estoy de acuerdo contigo en que esta música esté "viva" sino que los que estabais vivos erais los individuos que contemplabais ese espectáculo "criogenizado", conservado al frío de las altas montañas como los cuerpos sin cabeza o el cuerpo "congelado" de Disney.
Como hoy el progresismo es conservador podrían subvencionar a todas las cuadrillas pertenecientes a esta insigne autonomía y darlas a conocer en la maravillosa Castilla-La Mancha tv.
En cuanto a la utilización del concepto de "autenticidad", podría responder que es un concepto que contemplado desde el ámbito de lo político y antropológico recuerda al fenómeno paradógico de la ciencia etnológica que rozó su muerte cuando quiso dejar a los Tasaday fuera del alcance de los colonos: el indio recluido en el ataud de cristal de la selva virgen. Siempre el mismo pretexto para salvaguardar la "autenticidad", es decir, el original.
Espero que los "movimientos de recuperación" no consigan su objetivo a costa del dinero del contribuyente y escudándose en las bondades de la tradición.
Un concierto de Radiohead es mucho más interesante y estético que cuatro tunos con bandurrias, banderitas y enseñando la pantorrillas nos coman la oreja cantándonos "clavelitos" en base a que se cantaba tal basura de canción en la universidad salmatina hace cuatro siglos.
Una cosa es la emoción que produce el acontecimiento en el público. Otra que se produzcan "movimientos terroristas de recuperación" de lo que por suerte desapareció del campo de la música hace ya bastantes años.
Como tengo ya casi cuarenta voy a ponerme a Prodigy y olvidar de una vez por todas los ladridos tradicionales con los que atacaron mi ninez y mi pubertad.
Salud Amigo.

León -

Pues si pillas alguna vez otra de esas, espero que tengas a mano el teléfono móvil y me llames.
Saludos

ppblasi -

Me alegro que hayas podido disfrutar de un pellizco de esas buenas gentes.

Hace cinco años tuve la dicha de pasar un día entero con los amigos de la Cuadrilla de Huebras, en el cortijo de Los González.
Ya conocía desde mi niñez a varios de sus componentes; a Eusebio y a su mujer la Petra, a su hijo Juan Pedro y a Juan Vicente el yerno e hijo Santano, a Tomás el cuñado de Juan Pedro y a Benito el Pichindrique padre de Tomas y suegro de Juan Pedro, toda una gran familia con los que pasé una día de migas, cordero, vinos, carrasqueño, truque y coplas
Tal fue mi gozo y emoción, que lo único que entristeció aquel día fue que mi hijo entonces de cinco meses, no fuera consciente ni disfrutase de los momentos que se vivieron aquel día, momentos tan sublimes como los que pudieron vivir su abuelos hace 70 años, todo impregnado de sencillez, humildad y generosidad, personas en estado puro, sin una brizna de contaminación como el aire que respiran.

Un abrazo
.

León -

Joder, Guajiro, me has emocionado.
En efecto, la presión del consumo y de la supuesta modernidad en muchas ocasiones nos ciega y cierra la puerta a muchas cosas auténticas y llena de valores y de disfrute.
Hay que abrir la mente y el corazón.
Saludos

El Guajiro -

Como todos los martes, pendiente de lo que me traía EL PUENTE,leo tu emocionada declaración en la que nos cuentas de la cuadrilla de Huebras. Con ello has colocado una boina en tu cabeza y te estás paseando por el ciberespacio con la espontaneidad con que lo haría un viejo de pueblo. Con ello estás abriendo tu pecho y enseñando un corazón sensible y te sientes libre, como el de la boina que no tiene en cuenta la moda, que le importa un pito los mensajes que casi obligan a enrolarse en la sociedad de consumo y a seguir a sus sentimientos, que hablan de tradición,y de hermandad. En la aludida Cuadrilla no se suele buscar a un autor, porque todos los participantes lo son. Los domingos en la noche yo también busco otros grupos, éstos en LA BODEGA DE JULIAN, en televisión de Canarias, o en las grabaciones del NUEVO MESTER DE JUGLARIA, o en mis recuerdos, destapo al SEXTETO DE LA LOMA y también destapo aquellos grupos de negros que, con un cajón, como único instrumento, improvisaban una fiesta de solidaridad y de conversación con Ochún, con Obatalá y Changó. Esa es música que nace,que no se fabrica, que vá acompañada por quien lleva un único interés, el de dejar que hablen los sentimientos.
En mi primer viaje a Sevilla,andando por el barrio de Santa Cruz, oí una de las canciones más bellas de mi vida, salía de una cancela y varias voces la coreaban. Era un grupo de artesanas que así amenizaban su trabajo,como el campesino que iba dejando en el surco simiente para el fruto y semilla de esperanza y de amor, como cantaba el albañil desde su andamio mientras levantaba paredes con ladrillos de canciones.Ahora estamos sitiados por Bisbal, entre alaridos de muerte y saltos de poseso y quizás sea eso, lo que nos lleva a ponernos la boina. Bienvenido al mundo de las cuadrillas, de las bodegas de Julián, de los nuevos mester,y de los que seguirán surgiendo, porque son el producto de un mundo que ha estado ibernando,pero que despertará al influjo de lo que de verdad lleva el hombre en su ser, aunque a veces, en su afán creativo, se interne en caminos que tendrá que desandar.