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El Puente. León Molina

Universidad a la boloñesa

Universidad a la boloñesa

El desarrollo formativo e intelectual de los jóvenes españoles se enfrenta hoy a lo que probablemente sea un golpe definitivo. Me refiero, claro está, al llamado Plan Bolonia. Si ya estábamos muy preocupados por la devaluación general de la educación en España, el nuevo plan puede acabar por producir una generalizada incultura ilustrada. A lo que apunta el plan ya lo conocemos cualquiera que tengamos contacto con licenciados de los USA, por poner un ejemplo. Allí hace tiempo que primaron la cualificación profesional para la empresa a cualquier otra consideración formativa. En ese país los licenciados están “perfectamente” formados y orientados a su profesión futura, de hecho están formados única y exclusivamente para eso. Con un arquitecto de diseño de interiores norteamericano no sólo no podrá usted hablar, por ejemplo, de las elecciones en Venezuela porque no sabe ni dónde está ese país, sino que  ni siquiera de cómo se cimenta un edificio. La paupérrima formación se suple con el trabajo en equipos mutidisciplinares y de ese modo es como se pueden llevar a cabo las obras y proyectos. De hecho, los técnicos norteamericanos “flipan” con la formación de los técnicos españoles. Así parece que todo queda resuelto. Esto es cierto en una sociedad que busque exclusivamente la eficiencia de la formación en lo relativo a su integración en el sistema productivo, cosa necesaria sin duda y que en España habría que mejorar, pero no para una sociedad que considere que la formación es algo más que la adquisición de determinadas herramientas profesionales operativas y que considere que la formación superior debe conseguir un desarrollo integral de las capacidades, un conocimiento global sólido del área de conocimientos de que se trate y hasta de un desarrollo humano acorde con la posición futura de ese profesional en su sociedad. Y he hablado conscientemente de arquitectos, porque si hablamos de humanidades, el panorama que promete Bolonia es francamente desolador. Lo que se fragua es jóvenes que sepan un poquito de filosofía o historia, lo justo para poder explicar lo poquito que se hablará de estas cosas en los institutos.  Si a esto unimos el plan de másteres pagados que harán de la universidad un club elitista,  y la operación económica consistente en crear carreritas  de juguete baratas, hacen que  la universidad como lugar del saber y desarrollo personal, estará tocada de muerte. ¿Es esta la sociedad, los universitarios que queremos?. Muchos nos sentimos solidarios con esos chicos que se manifiestan cada día contra este Plan. ¡Suerte, muchachos!.

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