Cincuenta
Esta primavera, igual que las otras, el amarillo intenso de la flor de la iniesta se muestra en todo su esplendor sobre el fondo de verdor que las lluvias han traído. Se produce de nuevo ese gozo inexplicable de la mirada puesta sobre la vida que renace. Pero este año no es lo mismo. Este año eso ojos acaban de cumplir cincuenta años. Y no es lo mismo, no. Hasta hoy cumplir años, igual que sentir alrededor la explosión de la primavera, no era más que una anécdota o en el mejor de los casos, una pequeña e íntima fiesta de las muchas que la vida nos depara si uno es lo suficientemente generoso para aceptar sus regalos. Pero esta primavera y este cumpleaños no son iguales. Algo ha hecho clic y ha lanzado los sentimientos por caminos hasta ahora poco transitados. Te queda menos por vivir que lo llevas vivido aun si descontamos la vida poco consciente de la infancia. La mayoría de los proyectos que en distinto grado y forma mecieron tus sueños alguna vez no van a cumplirse ya. Y aunque los proyectos cumplidos o que se están cumpliendo levanten la mano desde el fondo de la clase para contar orgullosos lo que saben, desde los primeros pupitres aquellos sueños sin rostro te preguntan y te desasosiegan. Piensas, no sabes muy bien qué. Es cierto que si no se asoma uno a los precipicios metafísicos, la vida es simple y por sí misma carece de la tragedia que en ella siembran las inteligencias desocupadas. Las cosas sólo suceden y la vida tomada en su conjunto no es nada. De modo que un paso aquí, luego otro allí, repetir el ejercicio, y las alegrías y tristezas como siempre irán llegando según un orden que a los cincuenta sí que sabes que no se puede conocer. Aun así puede que no esté de más echar un vistazo a la situación, ordenar un poco la casa, recapitular y preparar un poco la maleta para las últimas excursiones. Se trata más que nada de quitar peso innecesario porque ya no se puede con aquella inmensa mochila que sin esfuerzo cargábamos en la juventud. Y esperar que alguien te llame con frases afectuosas en el próximo cumpleaños mientras la iniesta luce de nuevo su amarillo emocionante.
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