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El Puente. León Molina

Pereza mental

Pereza mental

La mayoría de los ciudadanos solemos criticar comportamientos de los políticos. Es normal y hasta necesario. Cuando los criticamos solemos generalizar y hablamos de “todos” lo políticos como si todos se comportaran de igual modo. Es evidente que no es así, pero tampoco podemos ni tenemos con frecuencia las herramientas para diferenciar. Y son los propios políticos con frecuencia los que provocan esta reacción al no ser ellos mismos los que actúen con energía contra sus compañeros, entrando en una especie de colegueo que se agrava con el cierre de filas con los correligionarios para no dañar al partido en su conjunto. De modo que hablamos de los políticos en general porque ellos se lo buscan y porque no sé si hay manera de evitarlo. Y solemos criticar cosas como la prevaricación, el robo en sus múltiples variantes, su búsqueda de poder por encima del bien común, etc. Pero hay algo que no solemos criticar tanto y a mí parece grave y causa frecuente de otras cosas que sí criticamos; la pereza mental. Un administrador, un gestor, un líder, debe caracterizarse sobre todo por buscar vías de solución a los problemas, innovar en los proyectos a desarrollar para mejorar el presente y sentar las bases de un futuro bonancible. Y esta actividad de innovación para mí puede ser considerada incluso un deber moral. Y ahí sí que nuestra clase política suspende de manera estrepitosa. Me temo que en este plano sí que podríamos generalizar y decir con menos riesgo de equivocarnos que nuestros políticos son unos conservadores en el peor sentido del término, es decir que no ofrecen nuevas ideas, que no arriesgan nada, que no proponen soluciones novedosas. Son posiblemente la parte más rancia de nuestra sociedad. Sin ir más lejos, cualquier ciudadano medio podría darles unas cuantas ideas para reducir el déficit mejores que las que han tomado. Han ido a lo facilón, soluciones casposas, totalmente faltas de cualquier esfuerzo en el análisis y la elaboración de propuestas. Gobierno y oposición están hermanados en la peor clase de conservadurismo; la pereza, el miedo y la vulgaridad. Por eso conservan en sus filas a tanto jeta y bandarra y no al revés.

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