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El Puente. León Molina

Paz y partidos

Paz y partidos

Los partidarios de la izquierda abertzale han fundado un nuevo partido y han declarado que este partido es contrario al uso de la violencia con fines políticos y ha incluido explícitamente en esas manifestaciones a la violencia de ETA. Es comprensible la desconfianza. Sin embargo hay un hecho diferencial respecto a maniobras anteriores que es precisamente esa manifestación. Ante esto el PP ha contestado con furia negando cualquier posibilidad de cambio en el mundo abertzale y exigiendo al gobierno cosas que el gobierno no puede hacer como ilegalizar al nuevo partido (sólo lo pueden hacer los jueces). Estoy seguro que en el PP la mayoría de las personas detestan la violencia etarra y desean su fin, pero también es cierto que ese partido ha luchado siempre por hacerse dueño y capitalizar el sentimiento antiterrorista, como si fueran ellos los únicos que se oponen realmente al terrorismo, por mucho que tanto la lucha policial contra ETA como la negociación con ella esté perfectamente repartida entre ellos y el PSOE.  Por su parte el PSOE (en cuyo mundo también estoy convencido que todos quieren el fin de la violencia) capitaliza a futuro ese fin de la violencia bajo el supuesto de que su adversario político por su radicalismo antiizquierdista no será capaz de conseguirlo y le corresponde a él poner el sello y conquistar las mieles de la consiguiente alegría popular.  Por eso, porque no quieren patinar de nuevo van a ser muy cautos y muy duros. Estas actitudes, que si estoy en lo cierto existen en ambas formaciones, pueden llegar a ser una sombra importante, un obstáculo fruto de la mezquindad de la lucha partidista que retrasaría inútil y peligrosamente el fin definitivo de la violencia. IU (Ezker Batua) tendrá que desliar su cabeza tras olvidar que el universalismo inherente necesariamente a un pensamiento de izquierdas es incompatible con el apoyo a los nacionalismos cejijuntos de izquierda y de derecha y han estado en la política vasca que no sabían si tirarse al tren o tirarse al revisor. Hay que decirle a todos los partidos que si no saben a quién tirarse que se alivien como puedan, pero que pongan la consecución de la paz por encima de cualquier otra consideración. Los estaremos vigilando.

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