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El Puente. León Molina

Síndrome de Estocolmo

Síndrome de Estocolmo

Escucho en estos últimos tiempos a no pocas personas que con aspecto grave dicen que aunque es duro para todos, hay que aceptar que es necesario hacer recortes importantes en el gasto público.  Tengo la sensación de que estas personas sufren una variante del Síndrome de Estocolmo, ya saben, ese cuadro psicológico por el que el secuestrado acaba comprendiendo y hasta uniéndose al secuestrador. Parece ser que ese cuadro se deriva de la situación de estrés  que vive el secuestrado en unas especiales relaciones de poder con su secuestrador  y para conseguir soportarlo su mente se convence de que el  secuestrador lleva razón.  ¿No es algo similar lo que le pasa a esos ciudadanos  que defienden los recortes?  Porque estamos secuestrados por lo poderes político-económicos que han orquestado el desfalco universal que vivimos hoy. Y ahora sus escopeteros  nos dicen que nos van a recortar más.  Unamuno decía que la razón es algo social, mientras que la verdad es algo individual; de modo que aun en el dudoso caso de que los gobernantes llevaran razón, yo sé que no es verdad que los recortes sean algo que resuelva los problemas, que sean necesarios y mucho menos que sean algo justo. Porque hay vida y hay razón y hay justicia más allá de la lógica codiciosa y brutal de los mercados. Quizás nos podríamos entender en parte si discutiéramos qué recortes hay que hacer, porque da la casualidad que cuando se dice la palabra mágica “recortes” se habla directamente de una andanada de torpedos en la línea de flotación de las economías privadas más débiles, de todo aquello que nos acercaba un poco a un ideal de equidad y civilización. En nuestro país y en el mundo occidental se mueven cantidades de dinero suficientes para pagar la deuda decenas de  veces, pero ese dinero está donde está y lo tiene quien lo tiene, personas e instituciones que no sufren ni de lejos la amenaza de recorte alguno.  Para eso los patéticos y cómplices  gobernantes tienen a mano a los trabajadores bien fichados y asustados,  hasta tal punto que nos hemos comido crudos los recortes del último gobierno y nos comeremos los del próximo que ya sabemos por dónde van a ir a tenor de lo anunciado para Castilla-La Mancha por la número dos del partido que nos gobernará de inmediato; menos para los que tienen menos y más para los que tienen más. Pero los comprendemos y hasta les votamos mientras nos apuntan con sus “recortes”  dentro del zulo.

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