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El Puente. León Molina

Un error estratosférico

Un error estratosférico

Las declaraciones de Mariano Rajoy en referencia a la subida de impuestos es de las pocas cosas que ha manifestado siempre con rotundidad. En 2009 dijo en ABC que “subir los impuestos sería la puntilla para las familias españolas… un error estratosférico... el PP se opondrá a cualquier subida de impuestos… significa más paro y más recesión”.  Hace mes y medio en El País, dijo “yo no voy a subir los impuestos”.  En el discurso de investidura dijo: “mi intención no es subir los impuestos… y mantener los compromisos electorales… el mayor esfuerzo no puede recaer en los ciudadanos, sino en las administraciones”.  Y el resto de su equipo por la misma vía. Soraya: “vergonzoso que el PSOE se plantee subir impuestos”, Montoro: “no es el momento de demagogias fiscales…hay que bajar impuestos, hacerlos más eficientes y así recaudar más”. Cospedal (hace cuatro meses): “España nunca ha salido de una crisis, nunca, nunca, nunca (sic), subiendo impuestos”. Y en los últimos días de diciembre salen los ministros (don Mariano no da la cara) y anuncian la mayor subida de impuestos de la historia de este país. Puede que lo más doloroso –en las formas- fuera tener que escuchar en boca de doña Soraya la palabra “solidaridad” refiriéndose al recargo del IRPF; me llegó al hígado, fue la culminación del hecho nuevamente contrastado de que en nuestro país y, especialmente entre la clase política, se ha perdido por completo el respeto a las palabras, a su significado y al compromiso que encierran. En un lapso de diez días, el gobierno hace justo lo contrario de lo que mantuvo con rotundidad en un discurso de investidura, en una campaña y durante años de oposición.  Dicen que es por la púa que les dejó el PSOE (¿en Valencia por ejemplo?). Lo que espanta es la cara dura y la mentira. Porque muchos estaríamos de acuerdo con hacer esfuerzos fiscales para ayudar a los más perjudicados por esta situación, para  invertir y dinamizar la economía y crear puestos de trabajo, para pagar muchos inspectores fiscales especiales para la evasión de impuestos, para pagar a técnicos que reestructuren los servicios públicos mal administrados, y desde luego para mejorar un sistema educativo que nos saque de esta burricie en que andamos metidos. Pero los impuestos no son para eso, son para entregar lo recaudado mansamente a los dueños del dinero que por este medio interpuesto y connivente así nos roban y son cada día más ricos. Y viva España. Y ole.

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