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El Puente. León Molina

Deben tener cuidado

Deben tener cuidado

La crisis económica, además de otra serie de consecuencias, está trayendo una realmente preocupante; la instauración de un autoritarismo bravucón en las formas y métodos de gestión de las actividades de la vida pública. La resistencia pasiva ha sido declarada delito, los nuevos jefecillos de órganos de la administración entran como elefante en cacharrería dictando normas sin contar con nadie, ni siquiera con los profesionales que conocen bien su trabajo y son los sujetos encargados de la prestación de servicios. Es común traer a un jefe de fuera (quizás para que comience su labor libre de cualquier afecto o sentimiento de camaredería), que antes de enterarse de qué va la cosa, ya está dictando normas que no han sido discutidas ni evaluadas con nadie. Se impone la amenaza de sanción ante cualquier discrepancia o incluso sin que llegue a manifestarse esa discrepancia –por ejemplo sancionar a un equipo directivo de un centro educativo por informar a los padres de los recortes que aplicarán los responsables políticos del ramo-. “Eso es sancionable” es la repuesta común a las propuestas de modos alternativos de hacer las cosas en los servicios públicos. La derecha tradicionalmente se ha autoproclamado defensora  del “orden” y de que las cosas funcionen “como Dios manda”.  Esto conlleva necesariamente un contenido autoritario en su modo de entender la vida y en esta situación con manifiestas urgencias unida al miedo que está devorando a los trabajadores, están tirando por la calle de enmedio.  Con esta actitud se pisa el acelerador en la erosión, por no decir descomposición, del actual sistema democrático y por ende de  la dignidad de la ciudadanía. Deben tener cuidado. La historia nos enseña que cuando se desprecia al ciudadano, el miedo lo sujeta en una etapa de estupor e inacción, pero siempre acaba por rebelarse de un modo u otro. Y esto es peligroso porque esa rebelión puede ser ordenada o desordenada y destructiva y llevar a situaciones desagradables y contraproducentes. ¿Cuánto tiempo piensa la clase dirigente que estamos dispuestos a admitir que quien rige los destinos de nuestra vida es la oligarquía del dinero a través de los mercados y que bajo ese paraguas seudoideológico debemos admitir también que se nos trate como ganado productivo cada vez con menos derechos y menos opciones de organizar nuestra vida y conseguir los modestos recursos que necesitamos para llevar una vida digna?. Insisto, deben tener cuidado. Y termino así este artículo, probablemente constitutivo de delito.

1 comentario

Puli -

Como estoy del todo de acuerdo con lo que dices (muy bien cerrado el texto, por cierto) y resulta que estoy leyendo a Hobbes, copio una reflexión suya muy cercana a la tuya: "Las consecuencias de esta parcialidad [del Estado] respecto a los grandes presenta los siguientes grados: La impunidad causa insolencia; la insolencia, odio; y el odio un esfuerzo para derribar todos los obstáculos opresores y contumanes, aun a costa de la ruina del Estado". Eso advertía Hobbes, que no era exactamente un bolchevique.