Trasparencia y armas
Ahora que al parecer está próxima a aprobarse la nueva Ley de Transparencia, existen algunos ámbitos a los que sería muy conveniente que llegara esa transparencia. Y quisiera referirme especialmente al negocio de las armas en nuestro país tan tradicionalmente opaco. La situación de este sector de negocio a grandes rasgos es la siguiente: España ocupa el sétimo lugar mundial en la venta de armamento militar estando en un nivel de ventas parecido a China. Su producción se basa en armamento convencional, o si lo prefieren, de ese que se utiliza cada día por todo el mundo especialmente en represión y conflictos internos, ya que cada día hay menos guerras internacionales y más guerras internas, que también hay que recodar que son lo conflictos que producen más muertes, sobre todo de población civil. Los gobiernos españoles presumen de que el destino de ese armamento está controlado, pero sucede que ese control está mediatizado por los acuerdos políticos internacionales que hacen que por ejemplo durante la primavera árabe llegaran cuatro aviones militares españoles a Yemen y otros tres a Egipto. O que se facturen decenas de millones de euros en armas al tirano y ladrón rey de Marruecos mientras se hacen románticas declaraciones de apoyo al pueblo saharaui. Y además a nadie escapa que la armas ligeras y la munición una vez salen van desapareciendo por un tortuoso camino de mafias al servicio de tiranos y criminales de toda especie. Hace falta información y difusión de la información. Es necesario que todo el mundo sepa que instituciones a las que se está inyectando grandes sumas de nuestro dinero son grandes accionistas de estas fábrica españolas de armas; singularmente los bancos BBVA y Santander que junto con el resto de bancos y cajas han invertido en los últimos diez años 3.400 millones de euros en las fábricas españolas de armas. Y hay que conocer en profundidad esos lobbys con pasarelas entre el poder militar y el negocio armamentístico (nuestro actual ministro de Defensa, Sr Morenés ha sido consejero de varias empresas de armamento, entre ellas Instalaza que fabricaba bombas de racimo, esa lluvia de muerte). Y no hay dinero para calefacción en las escuelas o para conservar la propiedad pública legítima de los hospitales, pero pagamos raudamente la enorme suma de nuestra participación en el proyecto de avión de combate Eurofighter. Es necesaria mucha transparencia y mucha información para esta industria de muerte y destrucción que a tantos españoles nos llena de vergüenza.
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