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El Puente. León Molina

2009

La alcaldesa y las fotos

La alcaldesa y las fotos

Todos los días echo un vistazo a un par de diarios locales, lo cual quiere decir que cada día veo cinco o seis fotos de nuestra alcaldesa. Sesudas conferencias, sonrientes firmas de convenios y cosas, inauguraciones variadas y hasta un baile del “dónde vas moro viejo…” con bien cimbreado donaire y sin par frescura juvenil. En nuestra cultura mediática ser alcalde o detentar cualquier otro cargo público es ser sobre todo un ente profusamente fotografiado. Ya se ocupan los gabinetes de prensa de avisar a los medios de las actividades de sus jefes para que acudan a los actos que con su presencia lucirán más que el sol. El trabajo de los reporteros gráficos consiste en hacer dos o tres fotos al día a la alcaldesa y alguna otra cosa. Deben tener unas colecciones impresionantes.  Desde luego, los asesores de la alcaldesa saben lo que hacen, porque muy probablemente lo que queda en la mente de los ciudadanos será sobre todo esas imágenes; nadie se lee los diarios de las sesiones de los plenos ni ningún otro tipo de información, pero creemos saber lo que hace nuestro gobernador municipal por las fotos que vemos de lo que inaugura, de con quien se junta, de dónde está cada día.   Lo dejó dicho Maquiavelo: “Todos ven lo que tú aparentas; pocos advierten lo que eres". De modo que el político es para la mayoría y durante la mayor parte del tiempo lo que aparenta ser y, consciente de ello, pone mucho cuidado en aparentar ser aquello que le granjeará las simpatías y los votos de los ciudadanos. Y no digo que no pueda coincidir lo que son con lo que quieren aparentar; algunos tocados por la gracia pueden parecer buenos y serlo y hay también muchos que parecen malos y son malos. Aunque paradójicamente, en ambos casos, los asesores de imagen habrán fracasado.  Seguiremos pues cada día viendo a nuestra alcaldesa en todo tipo de fotos que pretenden convencernos de que es una buena alcaldesa. Puede que lo sea. Puede que no. Pero que se curra la foto, eso es indudable.

Vitorear al chorizo

Vitorear al chorizo

Alguien que roba, que hace negocios sucios, que cambia dinero por favores, es alguien indigno. Pero si esa persona lleva a cabo esos actos usando el poder que le han entregado los ciudadanos en una votación para que los represente y para que gestione los asuntos públicos, entonces esa persona, además de indigno es un ser despreciable y un criminal que merece el mayor de los desprecios, además de todas las penas que la justicia le imponga. Los últimos han sido el alcalde socialista de Alcaucín y una pandilla de cuatreros de su entorno. Es cierto que hay que respetar la presunción de inocencia. Pero resulta que será condenado o no, pero los desmanes urbanísticos que han cometido en su pueblo, con más de cien denuncias por parte de los ecologistas, eso ya no tendrá remedio. Es un choriceo para la comunidad, salga libre o condenado. Pero ante este espectáculo que se repite cíclicamente con jetas de todos los partidos, lo que me produce un gran asombro es contemplar en las noticias las imágenes típicas de la detención de estos alcaldes y concejales. Invariablemente, el chorizo en cuestión está rodeado por un numeroso grupo de personas que le aplauden y vitorean, en una situación con algún tinte de levantamiento popular que requiere un número importante de guardias civiles en la operación que se mueven rápido y como cierto temor. Y esos grupos no son tan reducidos como para poder deducir que son los directamente beneficiados por las trapacerías de los golferas. ¿Cómo puede la gente salir a apoyar ruidosamente a estos individuos?, ¿qué los mueve?. Confieso que no lo sé. Sólo se me ocurre pensar en actitudes de hoolliganismo (perdón por la expresión) político. Se protesta la detención y se apoya al desvergonzado porque es de mi partido y si me tocan mis colores, saco la navaja.  En cualquier caso, sea por la razón última que sea, es un espectáculo que nos lleva a pensar que hay demasiada gente que justifica acciones que retuercen la ley hasta quebrarla, o hasta el robo puro y duro, gente sin ningún respeto por la justicia. Gente con pocos escrúpulos, a los que amparan las mismas leyes que a todos los demás y con los que hay que convivir aunque nos avergüencen. Y así vamos.

La República invisible

La República invisible

Existe una república de seres invisibles que sostiene este país, que sostiene quizás el mundo entero. Gente sensata que no es traída y llevada por modas y consignas, que puede cambiar de opinión, pero que no lo hace porque sí. Gente que no es del todo egoísta y comprende o intuye que es lo que es y consigue lo que consigue en cierta medida porque pertenece a un grupo humano, a una sociedad si se quiere (eso que decía Margaret Thatcher que no existe). Gente en fin que vive en sus cosas, siendo sus cosas algo más de lo que entra en sus bolsillos y que aporta a los demás el inmenso tesoro de la tranquilidad, el buen juicio y una actitud positiva (sencillamente positiva, sin cruzadas traicioneras de bondad). Es gente más o menos normal, que no sale en los periódicos, que no arrastra a los demás a ningún lado, que vive una vida más o menos rica y que, sencillamente, sostiene el mundo. Sospecho que no son mayoría, pero son imprescindibles para que no se vaya todo al garete. Hay por contra una gran masa de gente que acepta las mentiras que parecen verdades a fuerza de repetirse, que siguen consignas y no entienden otra forma de estar en el mundo que alineados ciegamente en los bandos que los humanos crean para todo, que usan como energía para moverse la reacción contra lo que sea y que el grupo humano más extenso por el que pueden llegar a esforzarse no va más allá de la familia y los amigos si acaso.  Esa república invisible de los sensatos y positivos es la que, sin un estado, sin una constitución, sin leyes y sin elecciones, mantiene mal que bien a la Política, con mayúscula, a salvo del caos y la destrucción. Es una república fuerte precisamente porque es invisible y es difícil derrocarla o adueñarse de ella. Sobre sus hombros sostiene el pesado fardo del estado real con todas sus miserias y las de la sociedad visible y articulada con todas las suyas. La mayor dignidad de un ser humano es ser ciudadano de esa república invisible. Sencillamente.

Para temblar

Para temblar

Las personas que se han quedado en paro, los que ven peligrar su trabajo, los que están pensando que en los próximos meses pueden asistir al final de su empresa a la que han dedicado su vida, los que necesitan comprarse una casa y el banco les da en narices, todos los que de una u otra manera están sufriendo una crisis económica de un alcance como no se había conocido en más de medio siglo y a la cual no se le adivina el final… Todos  encendemos la televisión a la hora de comer para ver cómo van las cosas, y lo que nos encontramos es el espectáculo de trifulcas barriobajeras de los partidos en asuntos que nada tienen que ver con esas preocupaciones de los ciudadanos. ¿Qué puede pensar un ciudadano que viene de apuntarse al paro de esos políticos que discuten sobre la famoso cacería y se sienten muy listos y sagaces por llamar “furtivo” al ministro o por decir que el contrario lo que debería es “cazar” a los suyos que tienen las manos sucias?. ¿Qué puede pensar el ciudadano que no duerme porque se acerca el final de mes y no tiene para pagar la nómina cuando observa que esos políticos están dedicados de lleno a sus campañas electorales?. Aquí están en su salsa patanes chistosillos como Blanco y Trillo, por citar a uno de cada pandilla. Y los de IU que están que se hacen huelga encima y la Díez que ha soltado la mejor perla escuchada últimamente para luchar contra la crisis: que se celebren elecciones generales, dice. Rajoy de mítines y arremetiendo contra las instituciones del estado para salvar su espalda. Y el presidente pasmado contradiciéndose con su ministro de economía al que le crece la nariz un palmo cada día. El espectáculo es para temblar.¿En qué mundo viven?. ¿A qué juegan estos políticos?. Hasta hoy eran mediocres. Hoy son vergonzosos. Espero que no sea cierto aquello de que una sociedad tiene los políticos que se merece, porque si así fuera estaríamos todos chapoteando indolentes en profundos mares de imbecilidad.

(lustración: El Roto)

Los awá

Los awá

Hace unos días las FARC, Fuerzas armadas revolucionarias de Colombia, torturaron y mataron a casi treinta personas, incluidos mujeres y niños, todos ellos pertenecientes a la etnia indígena awá. En la soledad de la selva los guerrilleros se entregaron sin prisa a sembrar el terror entre los indígenas acusándolos de chivatos y exigiéndoles que espiaran para su organización.  Los altos ideales de libertad y justicia de los románticos soldados echados a la selva afilaba los machetes que entraba en la carne de los awá y derramaba su sangre en nombre de los más variados conceptos grandilocuentes que según dicen protegen los guerrilleros. Es lo que tiene la revolución. La revolución es un concepto que se alimenta a si mismo y que no necesita grandes finuras intelectuales para justificarse. Es necesaria según ellos y punto. De modo que la revolución se sacraliza y viene a convertirse en una religión. Algo que está fuera de toda duda o posible disensión. Las revoluciones y las religiones han sido las más colosales máquinas de matar de la historia. Miles de millones de personas han caído bajo la furia ciega de los creyentes de todo signo. Incluso un grupo de indígenas transculturados y harapientos que sobreviven a duras penas en sus selvas se convierten en justificado, según ellos, objetivo militar y se deja caer sobre ellos no sólo la furia de la batalla, sino la fría, cruel y desalmada tortura a sangre fría. ¿Qué nuevo orden puede nacer del hedor de los cuerpos desmembrados?. Cualquiera que sea igualará, si no supera, los males que supuestamente dice tratar de eliminar. Pero nunca pasa nada. Los indígenas entierran a sus muertos y huyen aterrorizados y todo queda en unas líneas en los diarios, una búsqueda de compromiso por parte del gobierno colombiano y la más absoluta ignorancia de la comunidad internacional.  ¿Querrán los awá la libertad y la justicia que supuestamente mantiene a las FARC en pie de guerra?. ¿Querrán los valores del hacendado Uribe que defiende en liberalismo en un país caótico y hambreado?. ¿O querrán que se vayan, nos vayamos todos, a la mierda y los dejemos llorar a sus muertos en paz?.

El antivoto

El antivoto

Todo parece indicar que Rosa Díez y su partido caminan día a día hacia un importante incremento de sus expectativas de voto. Algunos creen que se convertirá en la tercera fuerza política real por delante de la malherida IU y que puede incluso convertirse en partido bisagra decisivo para la gobernación del país por encima de los nacionalistas vascos y catalanes. Yo desde luego no me reconozco visión a tan largo plazo, pero lo que parece desde luego muy probable es que mejorará sus resultados de modo notable. De todo esto hay algo que me intranquiliza. Y es que me da la sensación de que el partido de Rosa Díez es en realidad el antipartido y el voto que está amasando es en realidad el antivoto. Porque quienes manifiestan su intención de votar a UPD (o se lo están pensando, como suelen decir) suelen plantear esta decisión o posibilidad como un voto de castigo a los partidos dominantes más que como un gesto de confianza hacia sus propuestas. Entre otras cosas porque muy poca de esa gente podría decir casi nada de las ideas políticas de Díez ni sus propuestas o programas, aparte de que le caen muy mal los nacionalistas y que “mete caña” cuando habla de los partidos grandes. Yo pienso que el antinacionalismo es hoy un discurso populista porque muchos compartimos el hartazgo de la pesadez y abusos de los partidos nacionalistas, pero eso habría que traducirlo a enumerar las competencias autonómicas que se van a eliminar, por ejemplo. Yo me temo que ninguna. Pero además he leído que Rosa Díez se define como liberal progresista y ahí sí que da un poco el pasmo y la cosa me suena a empanada ideológica. Para mí eso es una contradicción en sus propios términos. No se puede ser al mismo tiempo Thatcher y Olof Palme. Por otra parte, dar caña cuando se tiene un solo diputado con la intención de conseguir más es fácil, pero si consigue muchos, ¿se dará caña a sí misma?. Quizás los que estamos hartos no deberíamos olvidar que existe el voto en blanco, y que podemos también decidir no ir a votar. Mientras tanto yo seguiré intentando enterarme qué narices propone Rosa Díez.

Maderas Nobles

Maderas Nobles

Existe en nuestra provincia una empresa de contenidos y actividad muy singular. Se trata de Maderas Nobles, una empresa a caballo entre Alcaraz y Riópar que se dedica a promover inversiones a través de la producción de árboles maderables. La idea es sencilla, el cliente compra árboles que la empresa se encarga de sembrar y cuidar en sus fincas a cambio de obtener beneficios una vez que el árbol crezca y se venda su madera. Esta actividad, además de los beneficios que aporta cualquier empresa (riqueza para su entorno, puestos de trabajo, etc.), aporta el beneficio ambiental derivado de sembrar miles de árboles. Además de eso, esta empresa ha creado la Fundación + Árboles con el reto de promover la siembra de cien millones de árboles en cuatro años. Para ello ofrece desarrollar actividades también muy imaginativas; ofrece a grandes empresas reforestaciones y otros proyectos de recuperación ambiental para que estas compensen sus emisiones de CO2 (y lógicamente lo usen en sus campañas publicitarias). Así por ejemplo todos podemos ver la campaña de Volkswagen por la que anuncia la siembra de una determinada cantidad de árboles por cada coche que vende. En las actividades de difusión de la fundación, Maderas Nobles ha sido también ambiciosa y hace meses llevó a cabo el I Encuentro internacional de amigos de los árboles en Barcelona que contó con invitados de la talla de Al Gore, Vanada Shiva o Joaquín Araujo entre otros. De este modo las actividades de la fundación se han convertido en un auténtico acontecimiento a nivel nacional e internacional, mereciendo incluso un amplio reportaje de la revista Nacional Geografic.  Y todo esto ideado, promovido y desarrollado por gente de nuestra sierra. Esta empresa y su fundación son la prueba palpable de varias cosas: que las ideas empresariales por difíciles que puedan parecer se pueden llevar a cabo cuando se cree en un proyecto y se lucha con determinación por él, que hay mucho campo virgen para crear riqueza y desarrollo en actividades que favorecen el cuidado del medio ambiente, que el cuidado del medio ambiente y el beneficio empresarial pueden caminar unidos y que con imaginación y esfuerzo es posible trabajar por el desarrollo de las tierras deprimidas de nuestra sierra.  Ojalá cunda el ejemplo.

Saber

Saber

El pasado fin de semana participé en una excursión con un grupo de etnobotánicos a una aldea abandonada de la sierra albaceteña.  El lugar, que yo conozco bien, es un sitio espectacular por el lugar en que se encuentra, por las características de la aldea colgada en un farallón de piedra y cuyas casas en parte son cuevas y porque el tiempo allí se detuvo desde que sus últimos moradores se marcharan. En esta excursión yo mostré el secreto lugar a los científicos. Por su parte ellos llenaron de conocimiento y nuevo sentido este lugar. Un edificio que para mí que hasta entonces no era más que una casa hundida pasó a ser una yesera en la que los antiguos fabricaban el yeso con que hacían sus casas, y no sólo eso, sino que conocí el proceso y el porqué de las formas de las estancias en relación con su uso. Dentro de las casas, un haz de yerba seca se convirtió en un amuleto mágico protector que preserva al ganado de enfermedades, unas plantas que no parecían más que parte de la suciedad general pasó a ser un botiquín de emergencia para curar determinadas enfermedades. Unas curiosas formas al final de una viga caída se convirtieron en clavos de madera labrados a mano y conocimos el procedimiento de su construcción.  Poco a poco, la vida de aquellas gentes, sus ocupaciones y hasta sus creencias fue apareciendo con claridad delante de mis ojos, en el mismo lugar en el que antes sólo había ruinas y suciedad.  Respecto a mis anteriores visitas se había operado un cambio trascendental gracias a mis amigos botánicos; el cambio del conocimiento. De todo esto deduje un par de cosas. Por una lado que el conocimiento es una aventura emocionante, tanto como la pura contemplación o la experiencia del placer estético, y por otro que el conocimiento trasforma la realidad y a nosotros con ella. De modo que nuestros apasionados juicios sobre las cosas deberían contar con su provisionalidad si no queremos hartarnos a decir tonterías. La otra tarde, vadeando torrentes bajo la nieve, observando aquella aldea abandonada, aprendí que el mundo es una enorme complejidad de mundos. Y que el que cree saber, está perdido en la más profunda obscuridad de la ignorancia.

Campo de batalla

Campo de batalla

Mientras el polvo de los edificios derruidos tapa las vísceras desparramadas de las víctimas del fuego judío, la serpiente del odio engorda en el interior de sus familiares y vecinos. Su veneno será inyectado con saña repetida en el futuro en los mercados, calles y plazas de Israel. Israel sabe cuidar como nadie su granja de terroristas. Al mismo tiempo, las buenas gentes del mundo que tienen en su cabeza una vocecita irreflexiva que les dice que se pongan del lado del débil, aunque  el  débil sea un indeseable inconsciente,  meten en el más olvidado de los cajones de su memoria las imágenes de los judíos reventados por un iluminado que llevaba el pecho lleno de explosivos  y una mochila con su Dios de la ira en la espalda.  Alrededor de un platillo de mojama regado con un buen tinto, se discute sobre quién tiene razón, quién ataca, quién se defiende, quién empezó primero, las más de las veces desde posiciones que poco tienen que ver con la información y la reflexión, sino con el color de la cuadra política a la que pertenecen los caballos desbocados de nuestra verborrea. Deberíamos contarle nuestras finas opiniones al médico que intenta volver a meter en su sitio los intestinos de un chaval en el descansillo de la escalera de un hospital alumbrándose con la luz de un móvil. Sería ilustrativo escuchar su respuesta.  Los dirigentes mundiales, descendientes de aquellos otros que arrojaron un nuevo  país al mundo como el que arroja una moneda al aire, sin nadie que les estire de sus corbatas de seda, viajan veloces a Israel a pedirles por favor a sus gobernantes que no se enrollen tan mal y regresan orgullosos a contarnos que han arrancado de estos la promesa firme de darle vueltas al tema y preguntarle a su primo de Zumosol americano qué le parece la movida. El nacionalismo y la religión están de luna de miel en Gaza, por fin su amor fatal ha vencido. Mientras no seamos capaces de expulsar a esta pareja de nuestra cabeza y nuestra corazón, el mundo seguirá siendo un sangriento campo de batalla en el que los muertos se desploman junto a las mesas en que otros apuran su aperitivo antes de regresar a su casa.

País de mayores

País de mayores

Mientras España, como todo el resto de países desarrollados, se convierte en un país  para jóvenes, para la gente que está dispuesta a grandes esfuerzos laborales a cambio de lo que sea, paradójicamente se convierte en un país de viejos. El incremento constante del envejecimiento de la población, tan sólo moderado en parte por la inmigración,  hace de España un país habitado por una parte importante de viejos.  Los mayores de sesenta y cinco años son ya casi la quinta parte de la población debido al salto asombroso registrado por  la esperanza de vida en España que ha pasado en un siglo de los 35 años a los 80 en números redondos. Y sin embargo no parece que el país se haya puesto a afrontar decididamente esta situación. La población de avanzada edad es más o menos sobrellevada con más parches y voluntarismo que otra cosa. Un ejemplo claro de lo que decimos podría estar en la asistencia sanitaria. Los ancianos son los principales consumidores de estos servicios y de un modo cuantitativamente mayoritario de servicios de atención báscia para dolencias propias de la edad que se caracterizan por ser crónicas, comunes a muchos de ellos, muchas veces leves y que requieren tratamientos largos y repetitivos. Sin embargo los ancianos son atendidos dentro de un sistema de salud universal que no atiende a esta realidad. Con el resultado de la masificación y deterioro de la calidad asistencial. Crear un sistema previo de asistencia primaria específicamente geriátrica mejoraría la calidad de asistencia a los mayores y preservaría los recursos sanitarios especializados para los que lo necesiten, sean jóvenes o viejos.  Quiero decir que si un mayor no ve bien, lo mandan de cabeza al especialista del hospital, cuando si en la asistencia primaria geriátrica el médico dispusiera de una simple lámpara de luz y supiera usarla, esto no sería necesario. Y sobre este ejemplo muchos más que podrían ponerse en multitud de órdenes de la vida. No estamos mentalizados para ser lo que somos, un país de viejos, y se requiere una profunda reflexión sobre esta realidad y tener voluntad de emprender un gran cambio de adaptación del que debería salir un país más eficiente y una población mejor atendida.

Guía de poetas

Guía de poetas

Recientemente ha visto la luz en nuestra ciudad una nueva publicación de contenido poético. Se trata del libro Guía de poetas de Albacete de Alberto López Aroca y Miguel Ángel Aguilar Avilés en Ediciones Que Vayan Ellos. Como los propios autores indican, no se trata de una antología, sino más bien de una compilación, de una especie de inventario en que las condiciones para aparecer no son más que tener relación con algún lugar de la provincia de Albacete, haber publicado algún poema de algún modo y estar vivo. Estas generosas - por escasas y amplias - condiciones, provocan que el número de poetas que figuran en ella, así de pronto, asuste. Nada más y nada menos que ciento veintisiete bardos dejan – dejamos – nuestros versos en el volumen. En sus páginas encontramos poemas de una absoluta variedad en sus estilos, desde el clasicismo más medido hasta los juegos con vanguardias, invenciones y atrevimientos, en cuanto a la temática, desde los lirismos más encendidos hasta los vuelos rasantes por la cotidianeidad más común, y en cuanto a la calidad, desde poemas que podrían figurar en antologías de la mejor poesía de nuestro tiempo en nuestra lengua hasta los bodrios más infumables.  En todo caso resulta un libro muy interesante para tener una perspectiva de lo que se cuece bajo los flexos de esos escasos seres que leen y escriben poesía (que casi coinciden endogámicamente como los  propios autores señalan) en esta poco poética ciudad. Y para estos seres (para nosotros) es un divertido rato con alguna sorpresa y algún nombre apuntado para dar seguimiento a sus publicaciones.  El tiempo dará con la mayoría de nosotros en el olvido a pesar de este libro, salvo un caso que ya ha pasado a la historia poética de nuestra lengua, algún otro que está en camino y quizás algún joven que encuentre el luminoso camino de la belleza de las palabras en el futuro. En nuestro tiempo, en que los poetas sólo sirven para poner nombres aparentosos a las calles, que alguien se preocupe de su existencia y de sus escritos es algo de agradecer. Pues eso. Alberto y Miguel Ángel, gracias.