IGNORANTES INSTRUÍDOS
Hace unos días acabó el curso para los alumnos que terminaban el bachillerato en el instituto al que va mi hijo. Cuando pasó entre ellos su profesor de filosofía, recibió una espontánea ovación. Cuando mi hijo me relataba el suceso, le pregunté por la razón de ese reconocimiento; “Nos habla de las cosas que nos interesan, incluso de muchas cosas que al principio nos parecían chorradas y después hemos comprendido que también tienen que ver con nosotros. Yo creo que muchos hemos entendido lo que tiene que ver la filosofía con nuestra vida”.Además de sentir agradecimiento hacia ese profesor, me quedé pensando en que a mí me hubiera gustado tener profesores así en matemáticas, física y las asignaturas de las denominadas “ciencias”. Tuve mala suerte. Y mientras estudiaba una carrera de letras puras, no dejé nunca de sentir nostalgia por la belleza de las ciencias y su precisión para explicar la realidad. Y mi asombro se hacía mayor cuando comprobaba que los grandes filósofos eran en su mayoría grandes científicos, mientras que nosotros que los estudiábamos no sabríamos resolver la más sencilla ecuación matemática. Es en fin, la dramática identificación de la instrucción con la educación que tiene una de sus manifestaciones en la antigua división de los estudios en ciencias y letras que tanto daño nos hace. El sistema económico social manda y nos quiere productivos y poco críticos. Sólo la renovación integral de la educación puede venir en nuestra ayuda. El premio Nobel de física Georges Charpak en su hermoso libro Sed sabios, convertíos en profetas, lo dice con rotundidad: “ Nada hay más necesario que dar a los jóvenes esa educación que necesitan y que se merecen... Urge hacerlo antes de que a los gurús, los traficantes de venganza, los adoradores de leyendas o los iluminados les dé tiempo de apoderarse de ellos. Para que por el contrario, reciban de los sabios el verdadero saber y de los poetas la lucidez y la iluminación de sus actos”.
No veo indicios de que se cumplan los deseos de Charpak a corto plazo, a pesar de que necesitamos sabiduría para afrontar el cambio radical científico, tecnológico y social que vivimos y que es sólo comparable en la historia al surgimiento de la agricultura en el neolítico y la creación de la ciencia moderna en el renacimiento. Ya no queman en la hoguera a los científicos y existen algunos profesores como el que ha dado filosofía a mi hijo. Algo es algo. Pero, por cuánto tiempo seguirá siendo válida la pregunta: ¿Y tú de qué eres un ignorante, de ciencias o de letras?.
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