Derechos de autor
El asunto de los derechos de la propiedad intelectual es sin duda un problema nuevo y de difícil solución, por más que en la actualidad la gente tome partido por unas u otras de las posiciones enfrentadas que existen al respecto. Nos apuntamos a un bando y ponemos verde al contrario sin calentarnos mucho más. Pero lo cierto es que el problema es complejo. Partiendo del principio de que la propiedad intelectual debe ser protegida y que el uso de las obras de los autores debe repercutir en alguna medida en su beneficio, las soluciones que proponen unos y otros acaban por invadir terrenos que tienen que ver con la libertad individual por un lado y con la realidad que facilita completamente el no respeto de esos derechos. La SGAE no ayuda precisamente en este lío. Realmente nos duele ver a aquel rockero que admiramos cuando cantaba Get on your knees o cuando era la madre de la modernez progresiva en discos como Ciclos con su grupo, Los Canarios, metido a presidente de una asociación que ha hecho crecer de manera espectacular, pero que empieza a oler a podrido y que despierta la antipatía de la gente que no entiende que tenga que pagar más caros los cd´s, por poner un ejemplo. El problema se sitúa sobre todo en la música y el cine debido a las posibilidades que ofrece hoy en día la reproducción digital. Con los libros no hay problema todavía, pues no existe una maquinita casera y barata que imprima un libro en unos segundos y por unos céntimos. Los autores están despistados ante el asunto. He tenido la oportunidad de tratar con muchos músicos y la mayoría no sienten especial aprecio por la SGAE y no se creen su supuesta lucha por sus derechos (salvo los superventas, claro, esos supongo que sí). La iniciativa original de algunos de ellos de colgar sus obras en Internet sin intermediarios y cobrar por la descarga no ha funcionado porque sigue siendo más barato bajárselo gratis. Y no saben qué hacer. La llamada “industria” está desconcertada porque baja la asistencia a los cines y las ventas de discos y la única idea que tienen es cobrar a todo quisque y por todos los soportes, cosa que enfada a los consumidores. Y los consumidores, por nuestra parte, cada día más potentes digitalmente y más caseros como en todas las aburridas sociedades económicamente avanzadas, no queremos que nos cuenten historias, consideramos que lo que “está ahí” se puede coger y punto. Cada vez que discuto el tema con alguna persona con cierto rigor de pensamiento, resulta que acaban diciéndome que no saben cuál es la solución. ¿La tiene usted?.
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