Bahía de Portman
De verdad que no tengo ninguna manía especial a priori con el gobierno murciano, pero es que no dan tregua. Son un claro exponente del neoliberalismo salvaje que al parecer no tiene en cuenta más que el desarrollo desde el punto de vista del beneficio económico. Y ahora atacan con un nuevo despropósito. Quieren convertir la bahía de Portman en un gran puerto industrial. Claro, como el salvajismo minero ya cegó la bahía en lo que constituye probablemente el mayor desastre medioambiental de Europa, pues perdidos al río. Pero resulta que existe un plan del gobierno central apoyado por la UE para recuperar la bahía, cosa que al señor Valcárcel se la trae al pairo. Y resulta que la bahía esté integrada en la Red Natura 2000 a través de su pertenecía a Zona de de Especial protección de las Aves y Lugar de importancia comunitaria para la biodiversidad. Les da igual. Resulta además que la bahía está en el término municipal de La Unión, un pueblo devastado por el abrupto final de la actividad minera y que necesita ese trocito de costa que tiene (que es una continuación natural del parque de Calblanque) para un desarrollo imprescindible. Hablo con conocimiento de causa pues hace algunos años llevé la dirección técnica de un profundo estudio para el diseño de un plan estratégico para el desarrollo del municipio. Pocos pueblos habrá en España con las difíciles condiciones de La Unión y con tan acuciantes demandas. En el norte de la península con el fin de la minería llegó una ayuda masiva para los pueblos afectados. Pero a La Unión la dejaron completamente abandonada a su triste suerte. Y ahora quieren cerrarle su reducida salida al mar con un megapuerto industrial. Claro, que en su lógica puramente mercantilista pensarán, ¿quieres desarrollo?, pues toma tres tazas. Qué brutos son. Qué plaga. La gastada palabra “insostenibilidad” recupera toda la fuerza de su sentido con las acciones y propuestas de estos bárbaros. La mayoría de los albaceteños tenemos en mayor o menor grado lazos con la vecina Murcia y nos duele ese gobierno que nos separa con acciones y propuestas que la deterioran y con sus continuas llamadas a una demagógica guerra por el agua necesaria sólo para los nuevos oligarcas que les son afines. En fin, una dolorosa pena.
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