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El Puente. León Molina

Carísimas pamplinas

Carísimas pamplinas

Existe un ansia paletoide de los ciudadanos por contar en sus ciudades con aeropuertos, universidades, trenes de alta velocidad y otras conquistas míticas que pensamos nos van a quitar por fin el pelo de la dehesa. Los políticos regionales alimentan este espejismo porque consideran que hay en ello justificación a los gobiernos autonómicos y también políticos locales con delirios de grandeza; recuérdese que Albacete es ya oficialmente  “gran ciudad”, cosa que no sabemos para qué ha servido más allá de alguna coña de propios y extraños. Y a partir de ahí todo dios tiene que tener sus trenes de alta velocidad (recuerden al presidente de Cantabra echando espumarajos por la boca cuando le dijeron que a lo mejor habría que posponer la construcción del AVE a Cantabria), sus universidades hasta en la última capital de provincia y sus aeropuertos. El Albacete tenemos un aeropuerto inútil y ruinoso con un vuelo diario –para no cerrarlo- que nos cuesta un riñón a los ciudadanos (dicen que la púa la va a pagar el ITAP, cosa asombrosa),  y del pufo del de Ciudad Real que pagaremos de nuevo todos y que colaboró eficazmente en la caída de CCM ni hablamos. Un AVE de enorme impacto  cuyos tickets costarán un pico para tardar unos minutillos menos a Madrid a cambio de perder varios trenes diarios. Y tenemos una universidad fragmentada que adolece de muchas cosas. Cuando yo estudiaba en Murcia el tren tardaba cuatro horas, pero los trenes y vías de hoy (no hace falta siquiera AVE)  hacen esos kilómetros en tres cuartos de hora. Y resulta que Murcia ya tenía una estupenda universidad a la que se podrían subvencionar los viajes de los estudiantes, o incluso sus estancias, lo que saldría mucho más barato que nuestra esturreada universidad. Pero claro, es otra región y queremos la nuestra propia. Paletería pura. En todas estas pamplinas se han gastado y se gastan unas cantidades obscenas de dinero, que debiéramos recordar en estos tiempos de crisis en que se echan en falta. Y decírselo a los responsables, entre los cuales debemos contarnos los propios ciudadanos. elpuente.blogia.com

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