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El Puente. León Molina

Independencias

Independencias

La élite política catalana anda en un arrebato levantisco a causa de la sentencia del Tribunal constitucional. Yo soy y me siento español porque pertenezco a la cultura española que comparto con otras muchas personas, no porque pertenezca a un país llamado España, que al fin y al cabo en lo territorial no pasa de ser una convención arbitraria que recose gentes y territorios con evidentes y profundas diferencias. Una convención además que fue fijada después de un largo proceso histórico de brutalidad, expulsiones masivas y esquilmaciones internas y externas varias. De modo que nada demasiado ilustre en el concepto y génesis de la nacionalidad como para sacralizarlo más allá de los frutos notables de su cultura. Quiero decir que si un día los españoles decidimos pacíficamente reordenar la estructura de nuestro territorio y nuestro estado, pues no tiene porqué pasar nada. Por el mismo razonamiento que negaríamos cualquier posibilidad de independencia a Cataluña o el País Vasco tendríamos que estar preparando la reconquista de Portugal, o de Cuba. Todo ello evidentes tonterías.  No habría porqué temer un proceso de reconstrucción que nos llevara a un estado federal de aquellos que lo deseen y que, incluso, aquellos que no lo deseen no formen parte del mismo y sigan su propio camino independiente. Pero no veo que sea fácil pues el nacionalismo (catalán o español o cualquier otro) suele ser un esquema de pensamiento bastante bruto que incapacita para la razón y el diálogo. Otra dificultad no menor es poder deslindar lo que desea la mayoría de los ciudadanos de lo que desean las élites políticas que según me temo no coincide. En otro tiempo una segregación territorial habría sido seguramente una tragedia. Hoy, bajo el paraguas de la Unión Europea podría hacerse sin violencias ni dramas. Todo ello independientemente de que la actual coyuntura económica es la peor para plantear estas cuestiones y de que la independencia de un territorio de la UE sea más bien una tontería. Pero tarde o temprano nos enfrentaremos a estas graves decisiones y conviene estar mental y argumentalmente preparados

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