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El Puente. León Molina

El hilo de la cometa

El hilo de la cometa

El otro día escuché en la radio una entrevista con José Luis Sampedro con auténtico placer.  Con una persona del nivel de Sampedro siempre quedan impresiones indelebles. A veces simplemente por el acierto de las imágenes que utiliza. Por ejemplo, hablando del  “culto a la libertad” que existe hoy en día, decía que las más de las veces se refiere a una libertad bastante vacía e improductiva pues es la libertad de consumir, o la libertad de hacer lo que uno quiera sin referencia a las consecuencias, un concepto en realidad muy infantil e inmaduro de la libertad y ponía esta gráfica imagen: la belleza del vuelo de una cometa que vuela libremente se produce porque hay un hilo que la sujeta, si no existiera este hilo, la cometa caería el suelo. Del mismo modo la libertad alcanza su maravillosa dimensión si está sujeta por el hilo de la responsabilidad. Es decir, añado yo, si prevemos las consecuencias de nuestro vuelo y nos responsabilizamos con él, o lo que es lo mismo, si el ejercicio de nuestra libertad no es la permanente barraquera de un niño caprichoso sino un acto maduro y responsable, un acto moral.   Pero parece que  todo nos presiona en sentido contrario. Hace poco también vi en la prensa un anuncio de un coche en el que nos invitaba a comprarlo utilizando el eslogan “sé libre”. Es la paradoja tramposa con que nos machaca el neoliberalismo del capitalismo consumista. Porque la posesión de cosas es una esclavitud se mire como se mire, pues cuantas menos cosas desees o cuantas menos cosas temas perder, más libre serás. Y sin embargo nos pretenden convencer cada día de que tener cosas nos  hace libres y felices.  Creo detectar sin embargo, con cierta esperanza, que al lado de las masas consumistas van apareciendo grupos de ciudadanos que están cayendo en el engaño y poco a poco, fragmentariamente, se van desmarcando. Puede que ese sea el germen de la sociedad que habrá de venir en el futuro. Porque según creo nuestra civilización está agotada  y vivimos los prolegómenos del fin del imperio del capitalismo salvaje. Lo que venga después dependerá en gran medida de la firmeza del hilo que pongamos a nuestras cometas

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