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El Puente. León Molina

Indignados, gracias

Indignados, gracias

Las elecciones han concluido con los resultados conocidos. Pues bien, felicitaciones a los ganadores y compadecimientos a los perdedores. Nuestra vida en realidad va a cambiar poco en lo sustancial. Lo más interesante para mí de este proceso electoral ha estado sin duda en el despertar de una cantidad nada despreciable de ciudadanos, los llamados “indignados” que se han concentrado en las plazas de muchas de nuestras ciudades. Por más que muchos desde los más variopintos estercoleros ideológicos hayan intentado descalificar a sus protagonistas de los modos más infamantes, la realidad es que estos ciudadanos, en su mayoría jóvenes, han demostrado inteligencia y sentido crítico y se han comportado con un sentido cívico que ya quisiéramos demostrara el resto de la sociedad. Lo que ellos han hecho es política de verdad, esa que venimos reclamando cansinamente desde esta misma columna; crítica sin los corsés de las ideologías o de las disciplinas de partidos, discusión abierta, libre y directa de los ciudadanos tomando la calle pacífica y ordenadamente.  Ellos han demostrado un respeto por la democracia mucho más profundo de lo que se estila en nuestra sociedad tanto entre los políticos como en buena parte de Los ciudadanos. Ante este fenómeno, los partidos que secuestran cada día la política han quedado muy sorprendidos y así lo han mostrado en sus reacciones; el PSOE con paternalismos fuera de lugar para unos jóvenes que han mostrado su emancipación, el PP retratado en el gesto grosero que les dedicó el inefable Trillo, e IU babeando por hacerse con el movimiento (la candidata a la alcaldía por Albacete lo dijo con toda claridad: “los indignados deben votar a IU”). Ninguno de los tres ha entendido nada. Todos siguen en su película, su ceguera y su soberbia. Y un posterior análisis de las propuestas surgidas de ese movimiento lo demostrará con precisión. Esa fuerza incipiente debería crecer si aspiramos sinceramente a una mejora de nuestra democracia. El gran peligro será lo que hagan precisamente los partidos a partir de ahora con más tiempo. Lucharán por desactivarlos y/o por engullirlos. Pero pase lo que pase, desde aquí, mi respeto y gratitud a todos esos jóvenes que a muchos nos devuelven un poco de esperanza. Gracias y suerte que os hará, nos hará, falta.

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