Blogia
El Puente. León Molina

2011

Pijólares

Pijólares

A veces las cosas se entienden mejor llevándolas a dimensiones más pequeñas que nos sea más fácil imaginar. Bien, pues imaginen ustedes que las comarcas de Albacete decidimos crear una auténtica comunidad, nos ponemos más o menos de acuerdo para ello y firmamos un grandioso tratado. La primera decisión es crear nuestra moneda –el pijolar, pongamos por caso-, y montamos un tinglado de miles de políticos y funcionarios que no sabemos muy bien qué hacen, después tendríamos que crear un gobierno económico común, pero lo dejamos porque los de La Manchuela no se enrollan desde el eje que han creado con los del Altiplano de Almansa que ni siquiera están en el pijolar, de modo que cada comarca va con su pellica. De ahí en adelante pues la idea de fomentar nuestra cultura común, nuestra presencia fuerte en el mundo – estando con los de arriba para influir y con los de abajo para cooperar- , nuestra fortaleza unitaria para pararle los pies a los especuladores que aparecen por aquí etc, pues lo seguimos dejando siempre. Eso sí, ya no pedimos el pasaporte en Elche de la Sierra para llegar a Yeste, ni en Barrax para llegar a Ossa de Montiel. Y resulta que un día la cosa se pone chunga y la Sierra de Alcaraz está temblando. Entonces los del llano le prestan pasta cobrándole un interés nada despreciable que los deja más o menos en la misma ruina. Los señores de los bancos ven que los de la Sierra del Segura y los de los Campos de Hellín van también justos y los funden con los intereses por sus préstamos hasta dejarlos al borde de la bancarrota. Mientras, los cientos de políticos de las comarcas no paran de hablar pero acuerdan más  bien poco, entre otras cosas porque después de tanto tiempo en realidad no existe ese Albacete Unido tan bonito que nos contaron. Han sido todos egoístas y cobardes. No pueden hacer algo tan sencillo como ir todos juntos a negociar con los bancos dándose a respetar con lo único que entienden que es la fuerza y los billetes y contándoles cuáles serán las reglas del juego a partir de ese momento. Todo ha sido hasta ahora palabrería y seguimos fragmentados, aferrados a nuestras pequeñas comarcas con sus banderas, sus himnos y su resto de tonterías. Unos quebrados, otros temblando y todos con cara de tontos tocándonos los menguantes pijólares que van quedando después de los que nos quitan esos mismos políticos para pagar la púa de su ineficacia. Menos mal que nada de esto existe, que ha sido un delirio. ¡Qué susto, pijo!. 

Treinta años

Treinta años

Hace ya más de treinta años, un grupo de chavales nos reuníamos de vez en cuando en una cafetería de Albacete para hablar de poesía y leernos nuestros últimos versos grandiosos. Con apenas un puñado de lecturas creíamos que sabíamos mucho del tema. Creo que saboreábamos con cierto deleite la idea de ser de los poquísimos en esta ciudad que estábamos metidos en eso de la poesía y ser tan poquitos y conocernos nos hacía vivir algo misterioso y reconfortante también para nuestra imaginación de poco más que adolescentes. Nos turbaba el panorama poético de nuestro tiempo en nuestra ciudad dominado por vates de vuelo rasante todavía con la cosa de la espiga, el serón, el molino y el terruño. Recuerdo que por curiosidad fuimos a una conferencia de uno de estos poetas sobre Juan Ramón Jiménez y en la que no pudimos contener la risa cuando después de un largo silencio ceremonioso el conferenciante se arrancó diciendo “Juan Ramón…Juan Ramón, señores, es un poeta como lacopaunpino”. Nosotros íbamos a arreglar esa tristeza de una ciudad sin poesía. Baudelaire y Vallejo se iban a quedar en mantillas. Luego la vida nos separó durante bastante años y cada uno de nosotros como es lógico tomó su camino. Alguno de aquellos poetas acabó siendo una celebridad, pero no por la poesía, sino por otras actividades. Los demás hemos llevado vidas más o menos normales, más o menos vulgares y no sé si hemos cambiado algo en la poesía de esta ciudad, que creo que no o que poco, a pesar de que algunos de aquél grupo han acabado con los años por escribir realmente muy bien. Lo cierto es que todos hemos seguido leyendo y escribiendo poesía de manera continuada durante toda nuestra vida. Algunos ahora, con la serenidad que aportan los años, vamos comprendiendo que estamos triunfando de una manera rotunda. No por haber obtenido gloria o fama –que sinceramente era lo que queríamos de chavales – sino precisamente porque con las actividades y trabajos de cada uno, hemos hecho de la poesía una compañera inseparable de nuestras vidas. No hay ningún sitio a donde llegar y por eso nuestro triunfo es el largo, venturoso y magnífico. Era hermoso no saber esto entonces. Es hermoso saberlo ahora.

Teddy

Teddy

Aun recuerdo la profunda conmoción que me produjo escuchar el disco Ciclos, de Los Canarios, con Teddy Bautista al frente. Ese disco en el que hacían una versión rockera  (lo que entonces se llamaba rock progresivo) de Las Cuatro Estaciones de Vivaldi. Fue una enorme pirueta creativa del grupo cuando Teddy regresó de la mili a principios de los 70, mi década de chaval cuando empezaba a escuchar música como quien descubre secretos arcanos y conocimientos que si no iban a cambiar el mundo, por lo menos nos hacían pensar a algunos que estábamos descubriendo nuevos mundos posibles lejos de aquel feote que entonces imperaba en el arte y en muchas otras manifestaciones de la sociedad de entonces. Los Canarios, como digo, ya habían triunfado con uno de los mejores temas de rock que se hayan compuesto en este país, Get on your knees, de aire soul. En definitiva, que durante mucho tiempo Teddy Bautista fue para mí un héroe artístico que ocupaba un lugar importante en mi descubrimiento estético del mundo. Continuó la vida y hubieron años para mí de silencio acerca de Teddy Bautista porque comencé a caminar por otras sendas musicales y porque descubrí la poesía que me embargó y ocupó buena parte de mi tiempo hasta hoy. Y de pronto, hace ya años de esto, me empiezo a encontrar de nuevo a Teddy Bautista hasta en la sopa como mandamás absoluto de la SGAE. Esa fue otra gran pirueta por la que Teddy se reinventó según narró el otro día en un periódico el sabio Diego Manrique. Teddy se había granjeado la antipatía de muchos ciudadanos que no entendían el ansia voraz – y hasta a veces algo demente- de recaudación de la SGAE ni que esta funcionara casi como un organismo público. También se granjeó la antipatía de muchos artistas. Y yo, sinceramente, estaba hasta el gorro de verlo. Hasta tal punto que para mí aquel Teddy músico y este Teddy ejecutivo eran como dos personas distintas. Quizá lo sean. ¿Qué diría aquel Teddy de este que camina detenido entre guardias civiles con cara ausente?. En la foto se le veía muy viejo. Todos estamos rematadamente viejos. Y cansados. Y hartos. Con un montón de discos en la estantería que ya ni suenan.

Autonomías

Autonomías

La machaconería de políticos y medios de comunicación ha llegado a convencer a mucha gente de las bondades de nuestro sistema de autonomías regionales. Yo discrepo de ello. En primer lugar, el estado de las autonomías no es una conquista democrática del pueblo, sino un modo de conseguir encuadrar, al menos de momento, a las regiones con aspiraciones independentistas dentro del marco del estado. Y como crear dos o tres regiones autónomas dentro del estado “quedaba feo”, pues café para todos. Ya me dirán ustedes la preocupación o las ganas de autonomía que podían tener los manchegos o los extremeños o los castellanos o los andaluces. En segundo lugar, estas autonomías se crean paradójicamente desde una profunda mentalidad centralista que no hace más que reproducir la idea romántica de estado en la que aun vivimos. Y así esta supuesta descentralización se hace de arriba hacia abajo. Es el estado el que crea réplicas de sí mismo y funda un montón de nuevos gobiernos con sus parlamentos, sus presidentes, etc. y se transfieren competencias que no sé para qué hay que transferir pues seguramente son las que necesitan tamaño y músculo para funcionar bien y de modo igualitario para todos, tal cual son singularmente la educación y la sanidad. Y aquellas que precisamente sí se podrían transferir de un modo mucho más beneficioso para la población como buena parte de la fiscalidad, no se transfiere, porque transferir dinero es transferir poder. Y hasta ahí podíamos llegar. Yo creería en una descentralización hecha de abajo hacia arriba. Una descentralización que partiera de la municipalidad (municipios y comarcas) que es donde vive, convive y se desarrolla la gente. Fuera las diputaciones, fuera las provincias y construcción de comarcas que se federaran y que estas federaciones no fueran más que una especie de coordinadoras, prestadores de servicios básicos por economía de escala y logística e interlocutoras con la superfederación central y poco más.  La vida del ciudadano sigue estando regida por gentes en lejanos palacios, los nuevos señoritos a los que hay que hay que ir a mendigar perras para poner farolas en el pueblo mientras ellos hacen aeropuertos vacíos y esas cosas. La descentralización democrática de la organización política y administrativa de España hoy es mentira, lo que hay en realidad es un centralismo multiplicado por dos,  un engañabobos para gente sin criterio machacada por la propaganda.

Con el agua al cuello

Con el agua al cuello

Charlaba ayer con un amigo socio de una cooperativa de un pueblo de Albacete. Está muy preocupado y no es para menos. La administración (sobre todo la autonómica) le debe una cantidad de dinero enorme. Los vencimientos de los instrumentos de financiación que no han tenido más remedio que suscribir se acercan. Si ese dinero no llega la quiebra sería más que probable, porque los bancos les dicen que ganan muy poquito y que no les piensan renovar. Esta cooperativa fundada por personas emprendedoras y muy trabajadoras, es la empresa que mantiene más empleo en su pueblo. Si quiebra, sería un duro golpe para ese municipio. Pero sería sobre todo una sangrante injusticia. Porque el dinero de trabajos encargados y realizados no llega, pero nadie desconoce que sí llegó el dinero para el aeropuerto de Ciudad Real, para el delirio de la ruta turística de El Quijote o para pagar la gilipollez de regalar un ordenador a todos lo profesores de instituto de la región por poner sólo tres ejemplos cogidos al vuelo de la memoria en lo autonómico, porque en otras administraciones también podríamos hincharnos a citar derroches disparatados y aquí sólo un ejemplo: hace unos días debía tomar un tren hacia Madrid, comprobé que había un tren a la hora que más o menos que me convenía, veinte minutos después había un AVE que costaba bastante más y que tardaba diez minutos menos, y para que ese AVE funcione se ha gastado una cantidad de dinero indecente. ¿Cómo se sentirán mis amigos y su empleados y todos sus familiares que dependen de ello?. Pues indignados, seguramente. Por esto entre otras cosas se han llenado las calles de España el pasado fin de semana. Y todavía hay muchos políticos tontos o indecentes que están buscando el modo de desacreditar ese movimiento.  Si quiebra la empresa de mis amigos no será ni noticia, pues otra de las  más de cuatrocientas mil PYMES que la situación actual se ha llevado por delante. En cada una de las casas de esos cooperativistas y sus empleados sí que será noticia. Una noticia muy amarga. Espero de corazón que puedan capear el temporal. Y que podamos todos librarnos algún día de toda esta insensatez. Entretanto, seguiremos indignados.

Los toros

Los toros

El tema de la llamada “fiesta nacional”, o más concretamente el estar a favor  o en contra de sus celebración, es un tema lleno de visceralidad. Como en tantos otros temas en general se razona poco y se tiende a tomar partido por uno de los bandos, porque en todo acaba casi siempre por haber dos bandos, lo cual a su vez prueba que se razona poco. Porque la realidad suele tener muchas facetas y las más de las veces las soluciones y las posiciones más justas y eficaces deberían tomar en cuenta parte de las consideraciones de más de un bando, pues creo que las más de las veces no se da la situación de que alguien lleve toda la razón y el otro ninguna. Por el contrario lo que suele suceder es que alguien, con más o menos reflexión, llega a una conclusión y hace una perversa vuelta atrás borrando todos los juicios desfavorables a esa conclusión y exacerbando y engordando los juicios que le son favorables. Y el tercer paso suele ser el de buscar otras personas que sostengan la misma posición para tener la ilusión de ser más cierta esa posición por el bulto, cosa que no es así en modo alguno. Y de ahí a la burrería ya no queda más que un paso. El asunto de los toros yo he querido analizarlo a fondo y durante tiempo he tratado de informarme y de escuchar las razones de defensores y detractores. Después de todo ese análisis –con el que no les voy a aburrir- he llegado a la conclusión de que son más y de más peso las razones de los que se muestran en contra de las corridas o por lo menos de las corridas como en hoy en día se llevan a cabo.  Lo cual no quita que reconozca algunas de las cosas que manifiestan los protaurinos y que muchas antitaurinos niegan. Reconozco también que, sin ser aficionado, el otro día vi un fragmento de una faena de José Tomás que me pareció de una belleza plástica realmente emocionante. Sólo que al final de todo no me salen las cuentas, hay demasiada sangre, casquería, y brutalidad hacia el  animal para que la belleza que sólo a veces ocurre quede, desde mi punto de vista justificada. Pero no seré  yo quien denigre globalmente a los protaurinos, sólo intentaría, si se tercia, convencerles con respeto. Con el respeto que merecemos todos.

Goyo

Goyo

Al atardecer llega hasta mi porche Goyo. Trae en una bolsa unas cuantas lechugas recién cortadas en su huerto. “ Te dije que te traería unas lechugas, aquí las tienes”. Invitamos a Goyo a sentarse con nosotros. La tarde es inusualmente fresca para esta época del año, así que le saco un jersey y comenzamos una charla tranquila, pausada, llena de silencios sobre esta primavera loca y el pedrisco del otro día que le estropeó parte de sus pepinos y sus tomates, sobre los itinerarios por senderos para llegar a la Presa de la Toma, sobre la abundancia enorme este año de ruiseñores y autillos cantando en las noches y otros temas deleitosos como estos mientras miramos a lo lejos las profusión de nubes redondeando  la imagen poderosa del monte Alcaboche. Goyo es un buen amigo, un hombre de mediana edad y de eso que antes llamaban “un hombre de respeto”, callado, prudente, sensato. Yo siento una cierta admiración por Goyo justo por aquello que quizás otros considerarían denostable, y es que Goyo, sin ser para nada un gandul,  trabaja poquito. Y es así porque necesita muy poco. Tiene una casa confortable pero sencilla, tiene carnet y un coche por si acaso viene bien para alguna faena o alguna emergencia, pero casi nunca lo usa, come sabrosos platos tradicionales hechos en el puchero y gasta en el bar el cafelito diario con su aguardiente, alguna vez al año una cena entre amigos y  pagar su ronda cuando toca, ropa sencilla, la justa, aprovechada y estirada razonablemente. Y por más que le doy vueltas, no sé si necesita algo más. ¡Ah!, sí. Necesita tranquilidad y silencio, pasear por lo montes que rodean su casa, coger setas aspirando el olor del campo, charlar con los amigos un rato cada día, echar un ratillo en el huerto, dar el paseo cada día desde su cortijo hasta el bar, y sobre todo que no le agobien y le metan prisa. Cosas todas ellas que son gratis. Goyo, para su tranquilidad y mi envidia, no pertenece a este mundo. Goyo es una persona que disfruta de la vida, que con muy poco tiene mucho. Cuando se marcha ya anocheciendo, yo me quedo en el porche agradecido por su visita y sintiéndome un poco inútil y preguntándome si no estaré haciendo un poco o un mucho el gilipollas con mi vida.

La mala ostia

La mala ostia

Los españoles saldrán adelante. Siempre lo ha hecho. Pero por el camino pueden verse en la necesidad de tener que soportar grandes penurias. Las están soportando ya. La historia de España es una historia de picos en la que a momentos de brillantez y prosperidad han seguido grandes desplomes. Quizás tengan los españoles una idiosincrasia que los inclina a la creatividad, al desarrollo de importantes desempeños con tozudez y habilidad. Pero desde luego también está en su cultura la falta de planificación y previsión. El carpe diem, el vivir el momento parece la ley universal de los habitantes de este extremo de Europa. Nos esforzamos por lo inmediato, no más. País de arrancadas de caballo y paradas de burro. En esos momentos difíciles, además no tenemos precisamente una paciencia oriental, sino que nos ponemos muy nerviosos y pasamos de la buena vida a la mala ostia en un plisplás. Y se nos calienta la sangre; pocos países habrán tenido en su historia tantas guerras internas y follones como España. Estamos hoy en un momento difícil. Aun no nos hemos “encendido”, seguimos tranquis echando la cañita antes de que el mundo se acabe. Y aquí de nuevo, ni tanto ni tan calvo. Antes de “saltar” es justo el momento de expresar la indignación con todo aquello a donde nos está llevando la parada del burro. Hay que expresar la indignación y decir bien fuerte que el recorte social, los cinco millones de parados, el sobreenriquecimiento de los más ricos mientras se empobrecen todos los demás, el embrutecimiento y desvergüenza de políticos lacayos y toda la sociedad tomada como rehén por los poderosos es una enorme estafa y una indignidad contra la que nos plantaremos decididamente. Conviene despertar, levantar la voz y decirlo ahora. Que luego, sin saber ni cómo, viene la mala ostia. Y la liamos. Los jóvenes del 15M lo están haciendo. Les invito a conocer las propuestas que han salido de este movimiento (http://www.democraciarealya.es/?page_id=234). La mayor parte de ellas están llenas de sentido común, de aspiración a una regeneración moral, de amor a la democracia. Deberíamos escucharles y apoyar muchas de esas demandas. La clase dirigente es cobarde y aunque sea por instinto de conservación, si hay presión, no duden que al menos en alguna medida tendrán que escuchar y actuar en consecuencia. 

Indignados, gracias

Indignados, gracias

Las elecciones han concluido con los resultados conocidos. Pues bien, felicitaciones a los ganadores y compadecimientos a los perdedores. Nuestra vida en realidad va a cambiar poco en lo sustancial. Lo más interesante para mí de este proceso electoral ha estado sin duda en el despertar de una cantidad nada despreciable de ciudadanos, los llamados “indignados” que se han concentrado en las plazas de muchas de nuestras ciudades. Por más que muchos desde los más variopintos estercoleros ideológicos hayan intentado descalificar a sus protagonistas de los modos más infamantes, la realidad es que estos ciudadanos, en su mayoría jóvenes, han demostrado inteligencia y sentido crítico y se han comportado con un sentido cívico que ya quisiéramos demostrara el resto de la sociedad. Lo que ellos han hecho es política de verdad, esa que venimos reclamando cansinamente desde esta misma columna; crítica sin los corsés de las ideologías o de las disciplinas de partidos, discusión abierta, libre y directa de los ciudadanos tomando la calle pacífica y ordenadamente.  Ellos han demostrado un respeto por la democracia mucho más profundo de lo que se estila en nuestra sociedad tanto entre los políticos como en buena parte de Los ciudadanos. Ante este fenómeno, los partidos que secuestran cada día la política han quedado muy sorprendidos y así lo han mostrado en sus reacciones; el PSOE con paternalismos fuera de lugar para unos jóvenes que han mostrado su emancipación, el PP retratado en el gesto grosero que les dedicó el inefable Trillo, e IU babeando por hacerse con el movimiento (la candidata a la alcaldía por Albacete lo dijo con toda claridad: “los indignados deben votar a IU”). Ninguno de los tres ha entendido nada. Todos siguen en su película, su ceguera y su soberbia. Y un posterior análisis de las propuestas surgidas de ese movimiento lo demostrará con precisión. Esa fuerza incipiente debería crecer si aspiramos sinceramente a una mejora de nuestra democracia. El gran peligro será lo que hagan precisamente los partidos a partir de ahora con más tiempo. Lucharán por desactivarlos y/o por engullirlos. Pero pase lo que pase, desde aquí, mi respeto y gratitud a todos esos jóvenes que a muchos nos devuelven un poco de esperanza. Gracias y suerte que os hará, nos hará, falta.

Algo triste

Algo triste

Llevamos ya  dieciséis días de campaña electoral y seguimos sin noticias de las ideas, los proyectos y las propuestas de modelos de gobierno. En su lugar sufrimos por todas partes y a todos horas la perorata vacía de los candidatos. Todo se resume en el antagonismo más fulero en el que los candidatos descalifican a sus oponentes en base a meter miedo sobre ellos, en insultarlos, en tergiversar lo que dicen y sacarle punta hasta a la más pequeña nimiedad si puede arañar de algún modo al oponente. Y todo ello trufado de frases pretendidamente ingeniosas, de chascarrillos de taberna, de bravuconadas, que convierten a la mayoría de ellos en eso tan castizo como es el voceras; aquel que habla mucho, en voz alta y molesta y no dice más que tonterías. PP y PSOE no hablan de ideas además porque casi cualquiera de ellas podría dar puntos al enemigo por lo mucho que están acabando por parecerse los modelos de ambos sumidos en el neoliberalismo que presentan clara o veladamente  como única vía política posible. Es un espectáculo aberrante y vergonzoso. Traten de recordar las propuestas de estos partidos y los modelos de sociedad que ofrecen y los caminos que marcan para llegar a ellas. ¿Nada, verdad? La discusión no excede el límite de que debo gobernar yo porque el contrario es un manta. El poder más que nunca es el fin y no el medio. El modelo social y la economía queda para las instancias del poder internacional que con arquear sólo un poco la ceja ya los llena de pavor, y los empuja a recortar cualquier desmán presupuestario que ponga en dificultades a los grandes capitales que mueven nuestro mundo. Y que todo ello no se traduzca en una abstención del 80% no es sino el signo de una sociedad atiborrada de ruido, acojonada y mansa. Y con ser malo, lo peor no es el descenso del poder adquisitivo o los niveles de renta (salvo los parados, claro, que la pierden toda) sino la pérdida de libertad y entusiasmo de las personas que sume nuestro mundo en la banalidad,  en la vulgaridad y hasta en la indignidad. La estulticia chillona de los candidatos se nutre de nuestro silencio y de nuestra marcha cabizbajos hacia las urnas. Consiguen hacer de la democracia algo triste.

Jardín de crisis

Jardín de crisis

Alemania produce el 41 por ciento de las patentes solicitadas a la Oficina de Patentes Europeas, España el 1 por ciento. Claro que España lleva cuatro años reduciendo la  inversión en investigación y desarrollo –cuando ya partía de cifres ridículas-  mientras que Alemania no ha cesado de incrementarlo, sin ir más lejos nada menos que un 7,2 %  en el último año. Algún incauto dirá que ellos dedican mucho dinero a investigar  y desarrollar tecnología porque tienen mucho. Pero si este incauto pensara un poco sin mucha dificultad podría llegar a la conclusión de que es justo al revés; que tiene mucho dinero porque investiga y desarrolla mucha tecnología. Por otra parte, la innovación, que se genera con frecuencia al margen de la investigación de un país, desarrolla con agilidad productos nuevos o renovados que hacen a sus empresas más fuertes y consecuentemente también a sus países. Citando un caso real que tengo cercano, una empresa pequeña de Albacete había comenzado antes de la crisis a diseñar y desarrollar productos mejorados sobre lo que existe en el mercado. Para ello sabía que debía crear un departamento de innovación que se encargara de estos procesos. Así lo hizo y pidió ayuda a la administración que no le prestó ninguna. Esta empresa asumió el empeño sola con gran esfuerzo. Cuando llegó la crisis ese departamento aceleró sus desarrollos y puede que esto haya salvado las decenas de puestos de trabajo que mantiene gracias a ese esfuerzo solitario, sufriendo la burla de que entretanto el gobierno entregó casi todo su dinero para innovación a oscuras fundaciones públicas llenas de funcionarios y de la mayoría de las cuales no se conoce aportación alguna. Y entretanto también entregó ingentes cantidades de dinero para la salvación de bancos que luego negaban la financiación a esta empresa.  De modo que en España no se favorece –no se invierte- ni en ciencia ni en innovación. En Alemania y en los países escandinavos sí y ya han salido de la crisis. Pelotazo inmobiliario y paraíso especulativo para empresas que son reinas mundiales en la evasión fiscal a través de los paraísos fiscales. ¿Hasta cuando seguiremos sembrando crisis en nuestro jardín?

¡Vaya semanita!

¡Vaya semanita!

¡Vaya semanita, cuánto acontecimiento, qué despliegue de medios de comunicación! El Barça y el Madrid, durante la primera parte de la semana han estado entreteniendo a los millones de parados de este país y haciéndoles olvidar su situación y sus penas. Qué buena gente son. Mourinho, que gana casi toda la pasta que han dejado de ganar esos parados, es fantástico. Yo creo que es un tío inteligente, un gran pensador, pero no para de decir gilipolleces porque es consciente de la labor social que cumple ante las cámaras. Debemos estarle agradecidos. A él y a los periodistas que nos regalan cientos de horas con las cosas de Mou y otros artistas del elenco como el mudito Messi y mascachapas delantero del Madrid. En la mitad de la semana pasamos del pantalón corto a la larguísima cola del traje de novia de una señorita pija que se casaba con un nieto de la presidenta de la organización de las colonias inglesas del S XIX, a la sazón reina del reino unido de normandos y sajones. No cayeron en pedirle su análisis a Mou, que hubiera quedado muy bien. Con el anacrónico espectáculo de reyes, príncipes y “acoplados”, se le saltaban las lágrimas a los súbditos anglosajones y anglicanos y a los católicos. Éstos últimos estaban entrenando, no sé si secretamente a las órdenes de Mou, para el gran espectáculo del Vaticano apenas repuestos un par de días después. El papa polaco ascendía de nuevo de categoría como un cohete,  en una carrera  que le ha llevado en tiempo récord desde la regional preferente en su pueblo hasta la premier league de la santidad. Aquí sí que de verdad veo yo que de algún modo ha debido de estar presente  la mano de Mou, porque la vertiginosa carrera de Karol se ha construido sobre una sólida defensa, con todo el equipo cerrado atrás y saliendo a la contra de modo fulminante por todo el mundo. En el final de la semana, toda la información se centró en los datos de la EPA; casi cinco millones de parados. Esto ha tenido bastante menos gracia. Sobre todo porque nadie estamos seguros en realidad de que Mou esté dispuesto a hacerse cargo de la situación. Si se confirma el temor y Mou no interviene, lo tenemos realmente crudo. Esta semana la tele ha sido de verdad un manantial emocionante.

Cein años

Cein años

En la mañana de sábado en que escribo estas líneas, - sábado plácido de vacaciones con el fondo emocionante de  unas lluvias de primavera derramándose mansamente sobre los campos-  contemplo frente a mi casa el cortijo de La Umbría, lugar en el que ya sólo viven cuatro personas. Veo a lo lejos un trajín de coches a la puerta de las casas en lo que constituye una escena nunca vista. Una de las vecinas del cortijo, la abuela Providencia, cumple hoy cien años y hasta su casa han llegado los medios de comunicación para desplegar la típica información de estos casos y algún representante institucional para felicitarla y hacerse la foto. En mis paseos por estos lugares me he detenido en alguna ocasión a charlar con Providencia mientras barría la calle con su siglo a cuestas. De prodigiosa memoria remota o remotísima, Providencia nos asombraba citando sin titubeos nombres, fechas y sucedidos de muchas décadas atrás. Pero después de esas conversaciones, el recuerdo de su edad y consecuentemente de sus vivencia de un periodo tan largo para la escala más frecuente de una vida humana, me dejaba un poso de extrañeza y de inevitables reflexiones acerca del paso del tiempo y de la peripecia de la vida de las personas y sus cambios turbulentos. Providencia ha vivido toda su vida en un medio rural de montañas perdidas y casi incomunicadas a los que apenas llegaba el trajín demencial de la historia. Incluso el trajín de los trajines, la Guerra Civil, se vivió aquí con cierta distancia. Providencia y los suyos fueron hasta hace muy poco tiempo algo menos que siervos de la gleba. Vivieron la aparente serenidad de una vida bien ordenada de señoritos que mandaban y braceros que obedecían. El mundo tranquilo en la injusticia de los que tenía todo y los que no tenían nada.  Cien años después, tras repúblicas, dictaduras, guerras, democracias, todo ha cambiado para que todo sigua igual. Ahora el señorito es un gañán empobrecido y no manda nada, en su lugar el poder se ha marchado a lugares ilocalizables y es detentado por personas sin rostro. Providencia y todos nosotros seguimos siendo esclavos de poderes hoy más difíciles de combatir. Pero los combatiremos, Providencia, mientras queden seres humanos que aspiren a la dignidad de la libertad. Bajo la lluvia hermosa de abril, te deseo feliz cumpleaños, abuela.

Subsistencia

Subsistencia

La economía normal es la economía sumergida. La economía reglada por el estado y contributiva es una economía artificial y no pocas veces más fraudulenta que la sumergida. Me refiero principalmente a la economía básica de supervivencia y de intercambio entre particulares, no a la economía más compleja que se nutre sobre todo la propiedad de los medios de producción y de las plusvalías del trabajo asalariado. Esta economía genera riquezas que en justicia deben contribuir al sostenimiento de los servicios públicos, de igual modo que la renta de las personas cuando sus ingresos comienzan a exceder la línea que marca el mero sostenimiento de una vida digna. Existe una gran bolsa, especialmente en los tiempo que corren, de actividad de intercambio económico que se mueve por debajo de ambos límites –el enriquecimiento personal y el beneficio sobre el trabajo de otros-, es un gran mundo de pequeñas chapuzas, de venta de pequeñas cantidades de productos artesanos o agrícolas, de prestación de servicios técnicos, de trabajos pequeños, mal pagados y a salto de mata aunque puedan ser sofisticados como dar una conferencia o dirigir un seminario profesional. En todos estos trabajos la mayoría de sus autores no hacen factura, trabajan en “b”, porque entre otras cosas ser autónomo cuesta una pasta al mes y no saldrían las cuentas. Hay que recordar que millones de personas hoy en nuestro país viven de estas chapuzas  y bolos y de la generosidad de sus familias. Sin embargo el gobierno anuncia una gran batalla para hacer aflorar esta economía llamada “sumergida”.  ¿A nadie se le ha ocurrido establecer un nivel no contributivo y sin cargas para aquél que es capaz de buscarse la vida sin la ayuda del estado? Si con las pensiones se entiende, ¿por qué no con la actividad económica de subsistencia? Con cinco millones de parados hay que plantearse si la economía sumergida es un fraude o un mecanismo de legítima defensa frente al estado amancebado cobardemente con los todopoderosos del dinero. A unos les buscan por ahí la pasta que les falta para seguir ganado muchos millones, a otros les pide una parte de los eurillos que se ganan con sus chapuzas. Si con su maravillosa economía liberal no pueden dar a trabajo a la gente, deberían al menos dejarlos en paz. elpuente.

Lecciones de primavera

Lecciones de primavera

En estos días se está produciendo con toda su fuerza el reventón de la primavera. Los árboles que han estado mostrando durante meses su esqueleto se cubren de hojas, los montes pardos y grises lucen toda la gama de los verdes, han vuelto los pájaros que se marcharon durante el invierno a lugares más cálidos y llenan el cielo con sus cantos y sus ritos de apareamiento. Hay una pujante renovación en todo llenando nuestros ojos.  A cierta edad –a una edad como la mía- la primavera tiene como siempre ese cierto aire jubiloso, pero también algo de melancolía. Nada como la primavera nos muestra el paso del tiempo. Para los que hace tiempo cruzamos el ecuador de nuestra vida, es un año más, pero también un año menos. Con una alegría tranquila y con agradecimiento observamos en la primavera que estamos vivos, que seguimos participando de este raro y muy interesante experimento del Universo. Pero somos conscientes también de que hemos descontado un año más de nuestro saldo y ello nos conduce irremediablemente a la melancolía. Tengo para mí que dejarse llevar por ambos sentimientos a través de la aceptación armónica de la profunda verdad que hay en ellos dos nos hace más lúcidos y nos puede conducir a la calma interior. Caer unilateralmente de modo exclusivo en uno de ellos y aun más luchar contra el otro, es negarnos a nosotros mismos y al mundo y quedar abocados a la tristeza que es el sentimiento más estúpido y destructivo que podemos albergar los seres humanos.  Claro que para saborear en toda su plenitud estos sentimientos hay que venirse al campo. En la ciudad no hay primavera, sólo un cambio de temperatura. En el campo la renovación del ciclo invade los sentidos y a través de ellos nos penetra esa alegría y esa melancolía  que  nos hablan en voz baja de nosotros mismos y nos ayuda a conocernos y sobre todo a aceptarnos sin lucha ni agitación. Algún día yo volveré a ser parte de esa realidad, de esa naturaleza, y de algún modo habitaré en los pensamientos de otros.  La vida es una rueda de conciencia y pensamiento. Y nuestro paso por ella algo más sencillo y menos trágico de lo que por lo común pensamos. La primavera así lo muestra a quien quiera mirar.

El circo

El circo

Ya sabemos lo que repetirá machaconamente el PP durante los próximos, largos y cargantes meses: España está sin gobierno, el PSOE no se ocupa de los problemas de España y sólo se dedica a resolver la  sucesión del presidente mientras ellos trabajan abnegadamente por resolver los problemas del país.  Y ya que Zapatero no estará más arremeterán contra el PSOE en su conjunto por haber sostenido a Zapatero. Escribo esto el mismo día en que se ha producido el anuncio del Zapatero y ya todos los dirigentes del PP han repetido lo mismo pocas horas después de ese anuncio, con lo que resulta evidente que es una consigna preelaborada ante la contingencia de ese anuncio. Haga lo que haga ZP y el gobierno eso es lo que van a repetir sin descanso. El juego de los partidos es así; si ellos dicen esto, le atizaremos con aquello y si dicen esto otro, les atizaremos con aquello otro, niegan hasta las cifras y las matemáticas, da igual la realidad, la verdad, son especialistas en retorcerla e ignorarla, como prueba que permanentemente cada uno de ellos dice negro a lo que el otro dice blanco, ante lo cual hasta el más tonto puede deducir que se pasan la vida mintiendo interesadamente, porque simplemente no existe contrincante dialéctico que no lleva razón jamás. Va a ser una pesadez. Y se han estrenado con algunas patochadas víctimas de la excitación. Camps ha dicho “hemos ganado”, ¿qué han ganado?, la respuesta asusta. Cospedal ha dicho que hacen falta elecciones anticipadas (están rabiosos con eso pues saben que en un año el PSOE sólo puede acercárseles) y que  “tienen que dejar elegir a los españoles”. Habrá que recordarle cómo funciona esto de las elecciones.  Gallardón ha dicho que “Zapatero ha decidido prolongar la agonía un años más y es desleal con el país”. Y es que están ansiosos por salvarnos. Por desgracia creo que será fácil que tengan esa oportunidad. Yo ya voy a ir haciendo testamento por si son estos los que van a venir a salvarme. Pillarán su sillón y su coche oficial y seguirán en la obediencia a aquellos que nos empobrecen y esclavizan mientras se forran. Es un triste circo decadente.

Hipotecas

Hipotecas

En el momento actual en que tanta gente que ha perdido su empleo y muchos de ellos no pueden pagar la hipoteca de su casa, Zapatero no ve con buenos ojos que la dación (entregar la vivienda hipotecada) sea suficiente para cancelar la deuda con el banco. Dice que esto “pondría en peligro la solvencia del sistema financiero”. Supongo que ya habrán adivinado ustedes que se refiere al sistema financiero de los bancos, no al sistema financiero del ciudadano que no puede pagar su casa. Quizás piense que como las finanzas privadas del ciudadano ya se han ido a la mierda completamente, pues vamos a salvar las de los bancos que están ganando poquísimo últimamente –en 2010 por ejemplo los cinco grandes bancos se dieron un batacazo tremendo los pobrecillos bajando sus beneficios en casi un once por ciento y sólo ganaron la ridícula cifra de 14.000 millones de euros-. A estos pobrecillos bancos el estado le ha prestado 100.000 millones de euros para que no vayan tan justos. Y estos bancos no admiten el piso de un señor en pago de la hipoteca, la ejecutan y cuando se llega a la subasta la ley les permite adjudicárselo por la mitad de lo que vale y ponerlo otra vez a la venta por lo que vale de verdad. Y estos bancos con toda esa pasta de ciudadanos como ese en el bolsillo recortan la financiación de pimes y autónomos hasta asfixiarlos y hacerlos cerrar dejando a gente hipotecada en la calle y vuelta a empezar. Pero Zapatero tiene la solución de lo de las hipotecas, dice que hay que “prevenir el sobreendeudamiento de los ciudadanos”. Y es que, claro, pudiendo comprar pisos de 6.000 euros, la gente se vuelve loca y se tira a comprar pisazos de 240.000. Llevas razón, Zapa, somos unos inconscientes.  Y la Salgado dice con rotundidad que “desde luego que no, no es en absoluto el momento de plantear estas cosas”, que vienen los de los estrés test con el mocho. Pensará que el momento adecuado será cuando la gente pague sus hipotecas sin problemas. Por algo los ministros son ministros; nos iluminan con su inteligencia y sagacidad. ¡Qué grandes son estos gobernantes del Partido Socialista Ultraliberal Español! Nos hacen llorar de la emoción.

No estaba tan lejos, no era difícil

No estaba tan lejos, no era difícil

El pasado fin de semana tuve la suerte de llevar a cabo distintas actividades realmente placenteras en mi casa en el campo, esas sencillas cosas que nos proporcionan una alegría tranquila que, quizás, es lo mejor que podemos obtener de la vida. Compartí con amigos charla amena, con mi compañera anduve perdido por las profundas serranías, pasé también largas horas solitarias fotografiando pájaros esquivos, el primer sol primaveral me abrazó como un familiar que vuelve de un largo viaje mientras hacía leves faenas en el jardín. Pero lo bueno a veces puede ser todavía mejor. Por la noche, frente a la chimenea abrí el nuevo libro del poeta Joan Margarit titulado No estaba lejos, no era difícil. Desde el primero hasta el último poema sentí la profunda conmoción de la gran poesía, aquella que no pasa por delante de nuestros ojos solamente como un ejercicio más o menos conseguido de destreza, sino como profunda verdad que nos conmueve y que nos hace repensar la vida. Es uno de esos libros que no nos dejan seguir siendo quienes creemos ser y nos hacen cambiar, aprender, crecer. Margarit ha escrito este libro a los setenta y cuatro años y es un libro sobre la llegada al último tramo de la vida. Margarit siente que esa edad no estaba lejos al contrario de lo que solemos pensar a lo largo de nuestra vida aferrada por lo general a valores de juventud tiránicamente excluyentes en nuestra sociedad. Y piensa que no era difícil aceptar esa edad con naturalidad. Para ello encuentra que el miedo no es más que falta de amor, un amor que bien entendido debe ser también aprecio por uno mismo, lo que él llama “dignidad” que no es entendible sin la inteligencia, inteligencia que en la vejez puede sustituir el aprendizaje por la exploración de todo lo aprendido. Un canto de esperanza en lo que él llama “acogedora tristeza”. Y todo ello dicho a través de poemas ciertos, sencillos y muy bellos. Utilizando interesadamente el título de su libro, yo podría hoy decir también que la alegría no estaba lejos ni era difícil, bastaba sincronizar el amor con la inteligencia. No falta tanto para que yo sea viejo según señala la melancólica belleza de estos montes y la emoción que he sentido al leer este libro.  Sólo se me ocurre decir con emoción y en voz baja “gracias”.

Productividad

Productividad

Estoy plenamente convencido de que a los dirigentes de la UE, Europa como ámbito social y cultural les importa un pimiento. Sólo les interesa aquello que tiene que ver directamente con el crecimiento económico que es el nuevo dios del continente y del mundo desarrollado. Y por tanto la prioridad es salvar el euro que es casi la única realidad tangible de la Europa unida. Dentro de las reformas que se proponen actualmente para responder a la crisis no se hace nada para revisar el modelo económico, pero lo que haga falta para salvar el sistema de moneda única y, en general los beneficios del gran capital. Últimamente se empieza a hablar de adaptar los salarios a la productividad, o más bien, es la condición que pone Merkel –seguida lacayunamente por Sarkozy-  para que Alemania siga tirando del carro. En principio a la mayoría no le parece tan mal eso de adaptar el salario a la productividad. Pero enseguida se plantean preguntas clave. ¿Quién va a medir y cómo la productividad?, ¿La productividad será una media o una medida individual de resultados para cada trabajador? Yo desde luego no quiero ni de coña que me hagan la media de esfuerzo laboral con alguna administración que yo me sé. Adecuar el salario a la productividad se puede hacer y de hecho se hace  al interior de las empresas; en las empresas privadas de hecho quien se esferaza más y aporta más, gana más y sólo existen excepciones en las plantillas de las grandes corporaciones y sobre todo en los empleados del sector público. En este sector no es raro que un gandul improductivo se convierta en jefe mejor pagado que un buen trabajador sólo porque tiene más antigüedad por poner sólo un ejemplo de norma arbitraria. En la empresa privada es mucho más difícil que esto ocurra por la pura lógica de la defensa de los resultados y el beneficio. En fin es una bonita idea de difícil aplicación.  Más bien me temo que será un coladero bien diseñado para seguir recortando a los trabajadores. Ya saben, que trabajemos más por menos durante más tiempo para conservar las bienaventuranzas de la sociedad del bienestar y sus juguetes envenenados, mientras la lista Forbes de megamillonarios crece a una velocidad sólo comparable a la miseria del tercer mundo.

Contrato sospechoso

Contrato sospechoso

En sus paseos mitineros por Cataluña Rajoy ataca de nuevo con su propuesta del llamado contrato de integración para los inmigrantes. Dijo Rajoy que “hace falta control y orden” y sin dificultad puede entenderse que habla de “su” orden, o lo que es lo mismo del orden de los que viven bien y  quieren blindar sus privilegios en un mundo abarrotado de gente que lo pasa mal. Y el “control” en este tema y en su boca no puede significar más que policía y fronteras contra los inmigrantes. Dice Rajoy que “no hay nada peor que el hecho de que no haya integración”. De las muchas cosas peores que la no integración sólo le citaré una: la miseria (bueno, sin querer dos, porque la miseria lleva implícita la injusticia) y además Rajoy por su ideología no puede comprender que muchos de los aspectos de la integración o no integración atraviesan los territorios de libertades individuales que el estado no es quién para coartar.  El PP no ha detallado a fondo la letra de ese contrato sin duda por cuestiones tácticas, pero ha esbozado sus líneas generales.  Dice el PP que los inmigrantes deben comprometerse a cumplir las leyes (idiotez supina que se demuestra sólo si se imagina que se le pidiera lo mismo a un español; yo jamás me he comprometido a cumplir las leyes, unas las cumplo por convicción, otras por miedo y otras me la juego, me las salto y afronto el riesgo, como todo el mundo),  que deben respetar las costumbres de los españoles (¿cuáles, berrear en los bares, mear en la calle, colarse en las colas, despreciar a los científicos, pedir que quiten el IVA de las facturas, cuáles?, porque me parece evidente que aquellas que traigan de sus países de origen y que atenten contra la dignidad de las personas –véase burka- no se pueden admitir de igual modo que cualquier otro daño a los demás), que aprendan la lengua (y si están en Murcia el acento murciano, ¿no?), que paguen sus impuestos (¿se refiere a los impuestos que han ayudado a pagar la pensión de nuestros padres en este país sin crecimiento demográfico?, esos ya los pagaban, ¿no? y hay leyes y jueces para eso, ¿o quiere impuestos especiales para  los inmigrantes?). Parecen tonterías. Y lo son. La xenofobia es tonta. Además de humillante para quien la sufre y denigrante para quien la tolera.