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El Puente. León Molina

2012

Las cunetas de RTVE

Las cunetas de RTVE

La radio y televisión pública en España ha sufrido un auténtico golpe de estado. Pero no pasa nada. Al hilo de la crisis y la situación a la que nos aboca, se están cometiendo un sinfín de tropelías contra nuestra democracia que pasan a ser asuntos menores sepultados bajo la mole rodante de la prima esa. Así que no pasa nada y ancha es Castilla. En primer lugar el gobierno se carga graciosamente la ley que mal que bien garantizaba cierta independencia de los medios estatales, porque obligaba a la negociación y al acuerdo. Con la nueva ley se pone al frente a quien diga el gobierno y en paz. Y el gobierno pone a quien pone para quite a quien tenga que quitar, que ha resultado ser a todo quisque.  Jefes de la radio y la televisión, jefes de programación, periodistas directores de los programas punteros, todo dios al pijo. De un día para otro. Y da igual que esos programas fueran de contrastada calidad, que llevaran una línea ascendente de audiencias, que fueran plurales, todo da igual, aire que aquí mando yo. Y a al día siguiente comienza los paseíllos y la programación cambia drásticamente. Solía escuchar con frecuencia el magacín de la mañana de RNE En días como hoy conducido con amenidad y brillantez por Juan Ramón Lucas. Lucas fue de los primeros a los que le arreglaron el pescuezo. Uno de los microespacios estrella del programa era la entrevista del día, con protagonistas de la actualidad del país, y personas de un alto interés por sus actividades en diversas áreas. Después del tiro a Lucas he escuchado este espacio un par de veces. La primera fue una entrevista con la psicóloga del Betis Balompie y giró alrededor de la idea de que al igual que los deportistas todos podemos hacer un esfuerzo más cuando creemos que no nos queda ni una gota de energía. La segunda fue con la hija de Punset que soltó una perorata insulsa estilo libro autoayuda de lo preciosísima que es la vida cuando somos positivos. Esa noche escuché un debate con tertulianos desconocidos para mí que coincidían todos amorosamente en la inevitabilidad de los recortes realizados. En fin, que nos han puesto la radio pública en estado de excepción y ley marcial. Nota: Cuando termino de escribir este artículo veo la noticia de que el pelotón de fusilamiento vuelva a actuar; la Pastor ha caído, sin razones; las ejecuciones sumarísimas nunca necesitaron de la razón.  Las cunetas junto a RTVE se están llenando de cadáveres, mientras seguimos sesteando sobre una almohada de miedo y desidia. Eso sí, tranquilos, que no pasa nada.

Medio europeos

Medio europeos

De todos los graves acontecimientos y las declaraciones que han conllevado la crisis actual y su delirante gestión, quizás una de las que más me han conmovido negativamente, ha sido escuchar al gobierno decir que no pueden hacer otra cosa, que no tienen libertad. Es algo realmente tremendo. En primer lugar porque no es cierto en el sentido en que ha sido dicho, el cual no era más que una trampa para hacernos comulgar con ruedas de molino. Pero hay otro sentido en el que sí que es cierto; la UE limita el poder de decisión de los países. Ahora bien, yo a este respecto añadiría que limita la decisión, pero no lo suficiente. La crisis nos ha pillado en mitad del camino de construcción de Europa. No podía ser de otra manera porque este camino está siendo desesperantemente lento y da la sensación de que todo nos va a pillar en ese camino. Como en tantas otras cuestiones, el freno de fondo es el nacionalismo. Las naciones quieren construir una nueva gran organización a nivel casi continental, pero no están dispuestas a ceder soberanía. O sea, que queremos ser al mismo tiempo el país Europa y el país España. Y eso son chocotajás.  Quizás se debería comprender que aunque desapareciera de facto nuestro país porque se ha integrado en el país Europa, España no desaparecería, porque España, si es algo, es una cultura, y ésta no tiene por qué estar en peligro en esa hipotética unión. Yo sinceramente prefiero ser de nacionalidad europeo, y no por eso dejaré de hablar castellano, amar mis paisajes serranos albaceteños, comer pisto, salir a las terrazas en las noches de verano a charlar con los amigos,  y disfrutar intensamente con la lectura de Machado en la lengua que compartimos.  Que esas cosas, no nos equivoquemos, es lo que es ser español.  En este momento somos Europa y no lo somos, somos España y no lo somos. De ahí vienen buena parte de nuestros problemas. Es por una parte una realidad que crea un gigante con pies de barro como estamos viendo. Y es también una coartada para malos gobernantes, que sin la más mínima vergüenza se declaran rehenes de eso que es y no es Europa. Hay que terminar de construir Europa cuanto antes, sobre todo para no volver a vivir la tristeza y la vergüenza de que un supuesto líder diga que no puede hacer nada y, encima, que millones de personas se lo crean porque siendo medio europeos se creen que lo son del todo. 

Revolución

Revolución

Debido al cabreo e indignación de buena parte de la sociedad en estos tiempos, observo que se ha extendido el uso de la palabra “revolución”. En los medios de comunicación sociales, en las manifestaciones y por cualquier lugar aparece esta palabra casi olvidada por todos nosotros.  Y me da la sensación que se hace un uso frívolo de la palabra, y la frivolidad en cuestiones graves encierra sus peligros. Sin ir más lejos, el diccionario puede ayudarnos a aclarar las cosas. De las muchas acepciones de la palabra, hay tres relacionadas con el uso político y social al que estamos aludiendo. La primera dice: ”Cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación”. La segunda:” Inquietud, alboroto, sedición”. Y la tercera, más generalista: “Cambio rápido y profundo en cualquier cosa”. Parece que todas ellas tienen en efecto que ver con el descontento y deseos de cambios “rápidos y profundos” de mucha gente. Pero si nos fijamos vemos que en esas definiciones hay un par de elementos que deberíamos tener en cuenta. Una incluye “cambio violento”, otra incluye “alboroto”. Para mí la clave está ahí y es donde hemos de tener mucho cuidado. La línea es la violencia. Sobre todo porque el uso de la palabra revolución tan querido por posiciones políticas ultramontanas y desvencijadas por sus propios fracasos históricos, cobra nuevo vigor incluso para mucha gente que no está en esas posiciones ni ha realizado un proceso de maduración y análisis de lo que son e implican las revoluciones. Dicho de otra manera; esa palabra puede estar parasitando el discurso de muchos de nosotros que estamos en los máximos niveles de indignación pero no somos revolucionarios, sobre todo porque es difícil o improbable una revolución sin violencia y porque la revolución no significa nada sin que esté claramente delineado el lugar al que la revolución nos lleva, que en no pocas situaciones de la historia ha sido al caos o un orden aun más injusto y doloroso que aquel que la revolución derribó. Más claro todavía; los totalitarismos tienen una puerta para entrar en nuestras cabezas que se llama “revolución”.  Hay que cambiar nuestra sociedad y urge hacerlo, pero cuidando la paz como el máximo bien que podemos construir los seres humanos. Y hay que hacer ese cambio hacia nuevos lugares que hemos de ir construyendo, no hacia los lugares mil veces fallidos y catastróficos de los que dicen “revolución” y la hacen un fin en sí mismo perdiendo toda ecuanimidad y perdiendo el respeto a la violencia y la sangre o incluso, deseándola.  De modo que cuidado con la palabreja

Vallas al campo

Vallas al campo

Dice Carlos Castilla del Pino que “todo demócrata es progresista. Democracia implica perfectibilidad. Ponerle un límite es como vallar un campo”. Si es cierta esta aseveración, que parece razonable, también lo sería su envés: un reaccionario no puede ser demócrata. Y a esto añado yo que en cada conservador hay un corazoncito reaccionario. Así, para los conservadores, en mayor o menor grado, la democracia es una coyuntura a la que hay que adaptarse,  más que un anhelo.  La pérdida de la democracia para ellos sería significativa o dolorosa sobre todo en la medida en que afectara a su vida personal, a su estatus. Esto se puede comprobar en algunos personajes que vivieron a caballo entre regímenes democráticos y no democráticos.  Los políticos conservadores de regímenes democráticos, se integran en su mayoría sin más dificultad en regímenes no democráticos, los políticos progresistas mayoritariamente no quieren hacerlo, independientemente de que no les dejen. Cuando la cosa es al revés y se pasa de un régimen no democrático a uno democrático, los políticos conservadores suelen apartarse melancólicamente porque su tiempo ha pasado, independientemente de que ya no les quieran. A excepción de algunos “animales  políticos de raza” que estarán en cualquier régimen con tal de seguir montados en el carro de la gloria –el caso más notable y cercano que tenemos de éste tipo es Manuel Fraga-. De modo que los demócratas deben desconfiar siempre de los conservadores, porque están donde están y podrían también estar en la otra parte. Este tipo de comentarios suele enfadar mucho a los conservadores, que airados responden automáticamente que a ellos nadie les da lecciones de democracia. Aunque la verdad es que muchos de ellos sí han necesitado o necesitarían un repasillo. Todo esto resulta un peligro en tiempos convulsos de riesgo para la democracia. Pero también en tiempos de dificultades como las que vivimos, pues la suma de ansiedad y el miedo de los ciudadanos unido a organizaciones progresistas con un progresismo desleído y penoso, crea el caldo de cultivo ideal para el recorte de derechos y creatividad democrática  que la democracia y no otra cosa ha conquistado para los ciudadanos. Hoy las cuadrillas de la reacción están ocupando el campo con sus estacas y alambradas y la vida libre y anchurosa se va pareciendo cada día más a un encierro.

Unas cuentas rápidas

Unas cuentas rápidas

Haciendo unas cuentas rápidas con las normas de aplicación del decreto de blanqueo: a un señor que declare 1 mill euros en negro la cosa le puede costar según los casos, unos 9000 y listo (lo que le costaría a usted y a mí si nos pillaran con unos 30.000 en negro) . Con lo que deja de pagar el señor del millón se podría pagar el sueldo de una docena de inspectores fiscales durante un año. Y sólo con 10 como esos, 120 inspectores. ¿Cuánto podrían hacer aflorar ese pequeño ejército de inspectores?. ¿Y cuánto si le  incautamos directamente su dinero al gran delincuente fiscal?  Para que hagan ustedes sus cuentas, recordemos  que la cuarta parte de la economía española es economía sumergida (es decir unos 250.000 millones de euros). Repito lo mismo una vez más: hay dinero, hay muchísimo dinero, pero está donde está y lo tiene quien lo tiene. Pero ahí no hay ninguna voluntad de entrar; es más fácil sacarlo de educación, sanidad, transportes y comedores escolares, en las recetas a los jubilados, en el sueldo de los funcionarios, en la asistencia social a discapacitados, en negar planes de reconversión a la minería, en rapiñar el bolsillo de la gente con más IVA, en cagarse la investigación del país, en no pagar sueldos para prevenir incendios forestales, en entregar de chollo los hospitales (que hemos pagado entre todos) a empresas dirigidas por ex-altos cargos y parientes de políticos y de nuestra amada Bankia, y un largo etcétera de lugares que acaban siempre metiendo la mano en el bolsillo de todos nosotros, clases no ricas. Hay dinero, hay mucho dinero. Las empresas del SICAV pagan un 1% de impuestos, mientras a un autónomo que tiene una tienda y da empleo a cuatro personas, lo fríen. La cantidad de dinero que se mueve en la especulación financiera no deja al país ni unas tristes migajas. Valgan solamente esos dos ejemplos. Hay dinero y la prueba es que los millonarios cada día tienen más (y es un dinero no conseguido en una isla desierta, sino sobre la estructura de un país que pagamos entre todos).  Hay dinero, hay mucho dinero, cantidades ingentes de dinero. Que todo el desaguisado de la crisis lo estemos pagando usted y yo, los que tenemos en el mejor de los casos lo justo es un robo y una magnifica injusticia orquestada por los poderes económicos avariciosos y una clase política lacayuna y desvergonzada. Porque hay dinero, hay mucho dinero, pero está donde está, lo tiene quien lo tiene y se lo cuida quien se lo cuida.  

Efluvios

Efluvios

Muchos años atrás, siendo yo bastante joven, en un época en que ejercía como profesional liberal autónomo, hubo un momento en que necesité financiación; acudí al banco y me recibieron a cuerpo de rey,  casi desde el primer instante de la conversación me dijeron que no habría ningún problema y además de concederme lo que yo pedía, me ofrecieron otras líneas de financiación que no necesita y me invitaron a solicitar cantidades mayores para no andar con apreturas. Me mantuve en mi posición y firmamos los acuerdos pactados. Pasado algún tiempo, el mismo director del banco me llamó diciéndome que teníamos que hablar con urgencia. Sorprendido me acerqué a la oficina bancaria y casi sin saludar el señor me espetó que debía “resolver” mis cuentas porque les debía mucho dinero. Traté de explicarle que yo no les debía nada, que les había comprado dinero y que se lo estaba pagando religiosamente según lo acordado. Me habló de cosas crípticas de nuevos estudios de riesgo de la central y no sé cuántas historias que a duras penas se comprendían. Le pedí que sacara una copia de los contratos que yo había firmado y me señalara algún punto que hubiera incumplido. Todo fue inútil. Me adujo no sé qué punto de no sé que ley y que o devolvía una parte importante del dinero de inmediato o harían no sé que operación legal y me doblarían los intereses. En el final de la conversación, este señor me dijo que yo “estaba financiándome por encima de mis posiblidades”. Le dije que los límites de mis posibilidades eran el cumplimiento de mis obligaciones con ellos y las herramientas financieras que con gran entusiasmo me ofrecieron un día. Por último le pregunté que cómo se sentía, que si era feliz comportándose como un cerdo por orden de los cerdos de sus jefes.  “Resolví” al día siguiente y cancelé mis cuentas. Con el tiempo descubrí que la “porcinez” es la raíz esencial de la banca y que cuando uno trata con un banco debe taparse la nariz, da igual el que sea.  Ahora, muchos años después están pegando recortes sin cuento a mis beneficios sociales y derechos adquiridos y me dicen que es porque llevo todos estos años viviendo por encima de mis posibilidades. Esta frase, igualita que la de aquel pobre hombre director de aquel banco me trae de nuevo aquellos efluvios aromáticos. Ahora en vez de bancos son los gobiernos –valga la redundancia- los que me insultan y torean. Y les preguntaría lo mismo que le pregunté entonces a aquel tipo. 

Un mensaje en facebook

Un mensaje en facebook

Leo en Facebook el mensaje subido por una amigan joven, titulada y sin trabajo.  En él cuenta que el próximo que, ante su situación de desempleo,  le pregunte por qué no emigra, tendrá que soportar sus lágrimas o sus insultos. Y cuenta que ya se siente ella bastante mal viviendo con treinta años en casa de sus padres y que lo peor que pueden hacer esos conocidos (que reconoce bienintencionados) es hacer que se sienta una blanda por no querer emigrar (emigración, por otra parte, para la que no ha conseguido ninguna oferta relativa a su formación). Confieso que este mensaje me ha conmovido. Yo le he contestado que esos comentarios son algo así como recomendar a alguien a quien le están entrando a robar continuamente que tome la solución de abandonar su casa. Pero es que así andamos. Nos están atracando a todos y respondemos con el silencio o la palabrería bulliciosa e inconsecuente de los bares. Le están robando el futuro a nuestros jóvenes y les decimos que emigren. Sé de lo que hablo, un hijo mío se marcha fuera de España y al otro no hace mucho, en mis vanos intentos por ayudar, le insinué que se moviera para buscar trabajo fuera. De modo que el comentario de mi amiga, no sólo me ha conmovido, sino que me ha hecho pensar y sentirme mal al comprobar cómo la impotencia nos puede poner sin querer del lado de los malos. Es un gran peligro que nos amenaza constantemente y que llega a doblegarnos a veces  a algunos y a otros definitivamente, inyectando en nuestro ánimo un freno a la lucha por agotamiento. Y así, después de leer el mensaje de mi amiga he tenido momentos de cierta vergüenza y de tristeza. Y de ella he tomado nuevas energías para afirmar rotundamente mi denuncia a todo este entramado que sostiene un mundo tan injusto. A los avariciosos del dinero, a esa legión de políticos mediocres  y desvergonzados convertidos en casta social, y a nosotros mismos como ciudadanos en la parte que nos toca por sostener todo eso con nuestra indolencia y nuestra íntima aceptación del sálvese quien pueda.  Por eso le digo desde aquí a mi joven amiga que lo siento mucho. Y que la próxima vez que le aconsejen emigrar, entre las dos respuestas que apunta, que no dude, que nos diga que emigremos nosotros y le dejemos sitio. Y que nos mande a todos a la mierda. 

En shock

En shock

Rajoy está en shock, o si lo prefieren, más perdido que un pulpo en un garaje. Inauguró su gobierno como elefante en cacharrería con una idea muy simple (él es simple); tijeretazo a muerte y sin complejos, a continuación confianza de Europa y los mercados y voilá, la recuperación en unos meses. Y resulta que no, que todo va a peor, que los acontecimientos pasan a su lado a una velocidad de vértigo y ni le da tiempo a ver de qué va. Su vicepresidenta, alumna aplicada de la ortodoxia simplista del jefe entró al escenario como una diva y anda desaparecida, cada vez pinta menos, porque su trabajo era decir lo que iba a hacer el gobierno y el gobierno no sabe lo que va a hacer; la han dejado sin discurso. Los altos cargos se contradicen públicamente, lo que se asegura un día se cambia por completo dos días después, comenzaron siendo merkelistas cuadrados y ahora tienen que buscar simpatías de los que presionan a Merkel. Todo esto es un enorme disparate y el mudito está supermudito y con cara de lelo. Y alrededor algunos ministros que se afanan en sus recortes están llevando a cabo actuaciones penosas. Singularmente el ministro Wert que va a batir todos los records de torpezas y desenfoques. En tan poco tiempo no dudo que se habrá ganado ya la consideración de peor ministro de educación de la democracia. La ministra Báñez  soltó el pastel de la reforma laboral “que iba a crear empleo” y nunca más se supo. Guindos y Montoro  se llevan fatal. José Manuel Soria se ha cargado el sector de las energías renovables y todavía no ha explicado por qué . Gallardón está patético saliendo a decir que se ha reforzado la justicia con cada nuevo  pastel de la misma. Ana Mato cabalga desmelenada en la erosión del sistema público de salud y para lo que explica y cómo lo explica pues igual mejor se callaba y nos dejaba con menos pavor en el cuerpo. Y mientras la gente está angustiada buscando alguien o algo a lo que sujetar su esperanza, del gobierno no encuentra más que silencio, desconcierto, verdades disimuladas, mentiras flagrantes y decretazo recortador  nocturno y sin explicaciones.  Todo parece indicar que nos encaminamos al segundo rescate de España (este ya sin maquillaje ni vaselina) y ni siquiera tenemos a nadie que nos hable del horizonte después de la sangre, el sudor y las lágrimas. El maestro de ceremonias está inmóvil y mudo en el escenario y todos nosotros en la platea con el corazón en un puño. 

Libertad y valor

Libertad y valor

Dice un aforismo de Fernando Pessoa: “Primero sé libre; después exige libertad”.  Es justo lo contario de lo que se suele hacer; primero exijo libertad y si consigo una respuesta positiva a mis demandas, entonces tendré la ilusión de ser libre.  Esta paradoja es comprensible porque en efecto la libertad tiene dos dimensiones; una interna, que podríamos llamar psicológica, que es individual, intransferible,  única, y que resulta inaccesible para los demás. Esta libertad es real y según la formación, temperamento  y  personalidad de cada individuo puede sobrevivir incluso ante agresiones externas extremas como pueden ser la pobreza o la tortura. Porque quien se considera libre y en consecuencia actúa libremente, es en efecto libre. Existe otra dimensión de la libertad que es la social o sociopolítica que es la libertad que recibo o no del sistema de relaciones de poder social y político vigentes en el medio en el que vivo. Es cierto por tanto que si queremos ser libres debemos pedir a esos poderes que posibiliten mi libertad, y también es cierto que para ser libre debo conquistar mi propia libertad interna. Las dos son necesarias, pero ¿qué fue antes, el huevo o la gallina?. Yo desde luego estoy con Pessoa.  Porque si yo soy libre únicamente porque me dan libertad desde fuera resulta en primer lugar que mi libertad la habrán definido otros, convirtiéndome en un “don nadie” como persona. Y en segundo lugar porque sería una libertad ficticia, porque la libertad es ante todo toma de decisiones en responsabilidad y de esto modo yo no sería el responsable de mi libertad.  Es imposible saber si lo que me ofrecen o conceden es libertad o no sólo en función de que lo compare con mi libertad interior y en consecuencia determine aquello que es innegociable y aquello en lo que puedo negociar y llegar a entendimientos con los otros. Los dos grandes frenos en la construcción de la libertad interior son la estupidez (no en sentido clínico, sino en el del abandono del imperativo ético de la crítica racional) y el miedo. No en vano los poderes políticos se esfuerzan en fomentar ambas situaciones y sentimientos. Supongo que se habrán percatado ustedes de que estoy hablando de aquí y de ahora, de la rabiosa actualidad, de nuestra maltratada vida de junio de 2012 en España. Porque para mí tengo que la inmensa mayoría sigue esperando que los liberen, que les resuelvan sus problemas.  Dicho queda; nada de lo que nos den servirá para nada ni tendrá sentido si no cae sobre personas libres por la libertad interior de la crítica y la valentía. 

Fuerzas del corazón

Fuerzas del corazón

Contemplo una foto de la detención de un manifestante contra los recortes en la minería aparecida en la prensa. Vemos a un hombre tendido bocabajo en el suelo. Sobre su espalda tiene a un policía antidisturbios  que sujeta sus brazos, quizás para esposarle. Otro policía está encima de él presionando su cuello con la rodilla. Su cara, aplastada contra el asfalto, tiene un gesto crispado, mezcla de miedo y rabia, con la mirada perdida en un horizonte a ras de suelo. La escena es violenta y plásticamente dramática. Es de esas imágenes  que manifiestan una enorme desigualdad de fuerzas y nos ponen instantáneamente del lado de la parte más débil, porque a pesar de todas nuestras miserias, nuestro corazón todavía funciona así y nos concede de este modo un cierto aroma de esperanza en medio del sálvese quien pueda que nos domina.  No conocemos el comportamiento de ese manifestante, pero sí sabemos por qué estaba allí. Le llevó a Madrid la indignación y la rabia. Situaciones y decisiones que escapan por completo a su control están pintando de negro su futuro. Todo apunta a que se va a quedar sin trabajo y sin un sueldo que llevar a casa con su trabajo en la mina. Es más complicado determinar por qué había allí un policía clavándole la rodilla en la nuca. Es una larga lista de obediencias cuyo hilo nos llevaría sin dificultad hasta los alfombrados salones del más alto y variopinto poder económico-político. Ese poder sin escrúpulos, criminalizado por sí mismo, azuza a los gobiernos a mantener todo bajo control y estos criminalizan con torpeza, cortedad de miras y depravación de guante blanco a los que se manifiestan y gritan en las calles porque les están robando su presente y clausurando su futuro, porque los están convirtiendo en tristes parias que agachan vencidos sus cabezas cuando se sientan cada día a la mesa rodeados  de sus familias. Estos gobernantes de pacotilla cometen un grave error, porque los poderes que han necesitado rodillas en la nuca llevan siempre dentro de sí fecha de caducidad. Porque nuestro corazón funciona así. Y tarde o temprano muchos irán a separar la cara del minero del suelo. No hay policía que pueda esposar la rabia del corazón. Y  por desgracia cada día nuestros corazones están más llenos de la negra fuerza de la rabia que hace que todo sea más difícil y peligroso. No llevan buen camino.

A propósito de Gibraltar

A propósito de Gibraltar

¿Gibraltar? Pues sinceramente,  me trae completamente sin cuidado. ¿Gibraltar es español? Evidentemente hoy por hoy y desde hace muchísimo tiempo no lo es. Algunos españoles quieren que lo sea,  más que nada creo yo por un sentimiento similar al que los gibraltarespañolistas condenan de catalanistas y vasquistas. Los nacionalismos reivindican, dan la murga, guerrean, pero no razonan. Los nacionalismos hunden sus raíces en oscuridades sacralizadas, en cosas testosterónicas de “mu adentro”. ¿Qué nos lo quitaron los ingleses? También nos quitaron California los yanquis, ¿se la reclamamos?, y ya puestos reclamamos medio mundo que era nuestro porque antes nosotros se lo habíamos quitado  a otros. “Pero es que Gibraltar está en el territorio español consolidado”. Pues venga, vamos a anexionarnos Portugal.   ¡Ah! ¿y dónde están Ceuta y Melilla, en La Manchuela? No creo casual que se mueva ahora  este  tema tan “emocionante”. Nuestro ministro hace poco saludó al ministro inglés con un “Gibraltar español” inconveniente y maleducado que seguro hizo las delicias de mucho tontaina. Lo que sucede es que a muchos, como digo, Gibraltar (su soberanía, quiero decir) nos la trae al pairo. Y muchos consideramos que si en la actualidad estamos en el proceso de la construcción de Europa, esas tonterías de reivindicaciones de territorios, debería quedar aparcada y olvidada, pues es muchísimo más lo que cabe esperar de nuestros socios y futuros conciudadanos europeos que un pedacito de tierra. Y si en este momento ese proyecto de construcción de Europa está haciendo aguas y está en serio peligro por lo mal que se han hecho las cosas, con mayor razón deberíamos dejarnos de esas tonterías y allanar el camino del entendimiento todo lo que sea posible. A mí me parece estupendo que Gibraltar sea inglés, como si fuera belga o polaco. Porque lo que me parece realmente interesante es que un día sea sencillamente europeo, exactamente igual que Aragón, Baviera o Bohemia.  Y que los municipios y comarcas sean de verdad municipios y comarcas que se organizan libremente en el marco de una Europa unida, libre, democrática y decente. No quiero discutir por la frontera, quiero que no haya. Así que no voy a dejar que me despisten con chorradas y voy a estar a lo que haya que estar, que hay estar ahora mismo para hartarse. ¡Viva Gibraltar europeo! 

Carta abierta a Marcial Marín

Carta abierta a Marcial Marín

Nos conocemos desde hace tiempo, Marcial; siempre te he considerado un buen profesional y una buena persona. Como, política aparte, no me has dado ningún motivo para  variar esta consideración, desde el respeto que demanda la amistad, me permito escribir la siguiente pequeña carta abierta.

Estimado Marcial: He visto en las noticias que has anunciado el cierre de las escuelas unitarias rurales. Sostienes que es un modelo “que se ha demostrado ineficaz y fracasado”, y la única razón que aduces para justificar esta afirmación es que “un alto porcentaje de niños formados en la escuela unitaria repiten curso cuando inician estudios superiores”. En las mismas jornadas declaraste –no sé si tienen relación una y otra cosa- que  debe haber una colaboración público-privada en la gestión de la educación pública. Veamos, los que dices del fracaso de este tipo de enseñanza, desde mi punto de vista, deriva de una “cuantificación” de algo tan tremendamente difícil de cuantificar como la educación; hablar sólo de notas es una simplificación extraordinaria. ¿Habéis medido los valores que se ha inculcado a esos niños, son más o menos generosos, pacíficos, colaboradores, respetuosos con los familiares y el resto de las personas, tienen mejores modales?, ¿habéis medido de algún modo como se siente un niño de seis años que va al colegio andando al lado de su casa, de su familia en comparación con otro que se pasa el día en un sitio encerrado en un sitio extraño? Por otra parte, ¿sois conscientes de que esa medida es una nueva herida profunda al mundo rural que languidece alejándonos de cosas fundamentales?. Por último, sobre la gestión público-privada si lo deseas hablamos otro día, pero sólo avanzo dos cosas; para que la educación pueda funcionar ha de ser fuerte y sólida, no un hermanito pobre que entra por la puerta de atrás de los mismos colegios. Y gestión compartida , ¿por qué?, ¿es que los de la pública son tontos y no se saben gestionar solitos?. Y si es que hay un negocio por explotar en el seno de la pública que ayudaría al sostenimiento del sistema, ¿por qué hay que dárselo a la privada y no a la propia pública?, ¿importa a tu partido algo el sostenimiento del mundo rural y que los niños vivan y se desarrollen junto a sus padres?. Preguntas, amigo Marcial. Espero que te encuentres bien viviendo en esa locura en la que te has metido. Y si quieres algo, ya sabes, somos amigos en Facebook. Un abrazo.

Ficciones

Ficciones

La ficción, la irrealidad, puede ser terrible. Los seres humanos sufren cada día y algunos llegan a situaciones vitales desastrosas por irrealidades y ficciones que se instalan en su inteligencia y su razón  devorando la capacidad de relación con el mundo real que les rodea. Y esto pasa también a nivel de comunidades y sociedades enteras, máxime cuando esa inteligencia colectiva es siempre etérea, multiforme y en muchos aspectos fuera del control de los individuos que son partícipes de ella. La mayor parte de los pilares que han sostenido nuestra vida como sociedad son ficticios; el mercado regulador es una ficción pues no regula nada que los hombres con ética y política no sean capaces de regular, el crecimiento económico ilimitado como motor de la riqueza es una ficción porque los recursos que emplea no son ilimitados, ni la economía es regular ni mecánica. La propia riqueza es una ficción porque después de obtenido lo necesario para una vida sin padecimientos todo lo demás empobrece y esclaviza.   El sistema financiero que sostiene la economía es una ficción que hoy más que nunca ha quedado demostrada. Nuestra democracia es una ficción porque los sacralizados mecanismos de representación han apartado a la gente de la participación, sin la cual la democracia deviene aparencial. La aspiración a la felicidad es una ficción porque la situamos en el exterior, que es precisamente donde nunca está. Ficción sobre ficción nos hemos desconectado por completo de la realidad. La crisis es el shock depresivo en que hemos caído cuando el mundo real en que vivimos nos enseña la patita por debajo de la puerta. Ante esto, no nos queda otro camino que mirar dentro y mirar fuera de nosotros y quizás decirnos, reformulando la invitación al republicanismo del marqués de Sade a los franceses: “hasta aquí hemos llegado, esto es lo que hay, un esfuerzo más y podéis llegar a ser ciudadanos”. En nuestras manos está: la ciudadanía o el llanto.

P.D. Una de las caras más visibles del esfuerzo por alcanzar hoy la ciudadanía es el 15M, por eso irrita tanto a la conocida actriz Dolores Cospedal y sus compañeros de reparto, que no entienden que toda esa gente se resista a llorar en el patio de butacas del teatro en que la diva representa su obra y prefieran lanzarse a las calles y plazas a vivir la trágica alegría de la realidad.

¿Rajoy?

¿Rajoy?

Que Rajoy tiene como objetivo la reducción del déficit lo tenemos meridiana y dolorosamente claro. Pero, ¿qué otros objetivos se ha marcado Rajoy?. ¿Tiene un modelo de sociedad, y una estrategia para conseguir llegar a ella?.  ¿Cuál es el modelo de seguridad social que ambiciona Rajoy, y el de universidad, y el de relaciones laborales, y el de investigación, y el de autonomías y de organización del estado, y de la presencia de España en Europa, y de la inmigración, y de la sostenibilidad medioambiental, y del modelo económico y funcionamiento de sus distintos sectores, y de los distintos sistemas de protección social, y de la fiscalidad, y del funcionamiento de las empresas e instituciones financieras, y de la organización y funcionamiento de la cultura, y de, y de y de…? Cada día lanza nuevas medidas que producen daño a las clases medias y bajas, duras y sin previo aviso. Medidas que son justo lo contrario de lo que él o sus ministros habían dicho hasta días antes que harían. ¿Improvisa o todo forma parte de un plan?. Y si es un plan, ¿por qué no lo cuenta?. Dice, o más bien hace que se filtre la idea de que no le gusta lo que está haciendo, entonces, ¿Qué le gustaría hacer?  ¿Rajoy está aprovechando el tobogán maldito de la crisis para imponer un modelo neoliberal radical? ¿Por qué no habla Rajoy?¿No sabe Rajoy o nadie le ha dicho que en momentos de crisis y angustia la gente necesita que le ofrezcan un plan de acción, un modelo de futuro, algo más y mejor  que eso de “como no te gustan las reformas, te voy  a arrear una cada viernes? ¿Rajoy espera que si se porta bien con el déficit,  los mercados vendrán a abrazarle y besarle y volverá a correr la pasta y a crecer el empleo y se podrá dedicar a hacer aeropuertos y trenes de alta velocidad y esas cosas a que se han venido dedicando los políticos en los últimos tiempos ante el regocijo general?¿Rajoy es tonto o es listo?¿Rajoy cree que la política y la gobernación es como el registro de la propiedad que consiste en esforzarse y ser listo para pillar el empleo  y vivir como un rajá sin competencia en un trabajo que tiene su propia dinámica y que no añade ningún valor, o es consciente de que la política es o debiera ser otras cosa totalmente diferente? ¿Qué narices hay en la cabeza de Rajoy? ¿A qué nos enfrentaremos más allá de todo aquello a lo que nos estamos enfrentando ya? ¿Lo sabe él?¿Quién es Rajoy? 

Aforismos de Stevens

Aforismos de Stevens

Dice el poeta Wallace Stevens: “ La lengua es un ojo”. Quiere decir el poeta con este aforismo que el lenguaje nos ayuda a ver (comprender) el mundo y lo que sucede en él.  Y es verdad. Pero al hilo de este pensamiento yo considero que, del mismo modo, si analizamos el lenguaje de otros, podemos conocer lo que hay en sus ojos. Y digo esto por el grado de estupefacción en que estoy cayendo cada vez más profundamente cuando escucho lo que nos cuentan cada día los políticos que nos gobiernan, que están superando todos los conocidos y amplios niveles de destrucción del lenguaje y por tanto de la verdad en nuestra desvencijada democracia no hace tanto tan lozana y prometedora. Sucede un día tras otro:” Ya sé lo que dije en campaña, pero resulta que…”.  “No son recortes, son restructuraciones”.  “No es una amnistía fiscal, es una regularización”. “No es dejar a los extranjeros sin papeles sin atención médica, ¿es que a alguien le puede molestar que equiparemos en derechos a los españoles y a los extranjeros?”. “No es destruir empleo, es crear futuro”.  “No lo manda Merkel, me lo he inventado yo solito”…  En otro aforismo dice Stevens: “El ojo ve menos de lo que dice la lengua. La lengua dice menos de lo que piensa la mente”.  Y entonces yo me pregunta aterrorizado qué es lo que hay en la mente de esta gente. ¿Hasta dónde van a ser capaces de llegar?. ¿Hasta el aniquilamiento absoluto del lenguaje y de la verdad?.  Deberíamos recordar aquí que eso significa ni más ni menos que el fin de la democracia, el fin de la convivencia y por tanto el desorden o el “superorden”  de los que en la historia han implantado su voz como la única permitida. De las malas rachas, de los baches económicos, de las quiebras, de un modo u otro se sale. Pero las quiebras morales alcanzan una profundidad que pueden acabar con cosas tan elementales como la paz, como la libertad, como la justicia. Quizás piensen que soy alarmista o agorero, pero nunca habíamos visto en nuestra democracia una descomposición de tal calado. Consideren pues ustedes mimos las consecuencias que esto puede tener. Pero hay salida también para esto. La misma. La de siempre. La que Wallace Stevens subraya en otro de sus aforismos: “Todo el mundo toma partido en los cambios sociales si estos son lo bastante profundos”. Y ahí está el tema; no hay profundidad. Flotamos melancólicos en la superficie, viendo pasar esos barcos oscuros que dicen que vienen a rescatarnos y nos revuelcan con su estela cuando pasan de largo. ¿Hasta cuándo?. La respuesta de Stevens: “Si la respuesta es frívola, la pregunta también lo era”.  

Deben tener cuidado

Deben tener cuidado

La crisis económica, además de otra serie de consecuencias, está trayendo una realmente preocupante; la instauración de un autoritarismo bravucón en las formas y métodos de gestión de las actividades de la vida pública. La resistencia pasiva ha sido declarada delito, los nuevos jefecillos de órganos de la administración entran como elefante en cacharrería dictando normas sin contar con nadie, ni siquiera con los profesionales que conocen bien su trabajo y son los sujetos encargados de la prestación de servicios. Es común traer a un jefe de fuera (quizás para que comience su labor libre de cualquier afecto o sentimiento de camaredería), que antes de enterarse de qué va la cosa, ya está dictando normas que no han sido discutidas ni evaluadas con nadie. Se impone la amenaza de sanción ante cualquier discrepancia o incluso sin que llegue a manifestarse esa discrepancia –por ejemplo sancionar a un equipo directivo de un centro educativo por informar a los padres de los recortes que aplicarán los responsables políticos del ramo-. “Eso es sancionable” es la repuesta común a las propuestas de modos alternativos de hacer las cosas en los servicios públicos. La derecha tradicionalmente se ha autoproclamado defensora  del “orden” y de que las cosas funcionen “como Dios manda”.  Esto conlleva necesariamente un contenido autoritario en su modo de entender la vida y en esta situación con manifiestas urgencias unida al miedo que está devorando a los trabajadores, están tirando por la calle de enmedio.  Con esta actitud se pisa el acelerador en la erosión, por no decir descomposición, del actual sistema democrático y por ende de  la dignidad de la ciudadanía. Deben tener cuidado. La historia nos enseña que cuando se desprecia al ciudadano, el miedo lo sujeta en una etapa de estupor e inacción, pero siempre acaba por rebelarse de un modo u otro. Y esto es peligroso porque esa rebelión puede ser ordenada o desordenada y destructiva y llevar a situaciones desagradables y contraproducentes. ¿Cuánto tiempo piensa la clase dirigente que estamos dispuestos a admitir que quien rige los destinos de nuestra vida es la oligarquía del dinero a través de los mercados y que bajo ese paraguas seudoideológico debemos admitir también que se nos trate como ganado productivo cada vez con menos derechos y menos opciones de organizar nuestra vida y conseguir los modestos recursos que necesitamos para llevar una vida digna?. Insisto, deben tener cuidado. Y termino así este artículo, probablemente constitutivo de delito.

La pistola y el FMI

La pistola y el FMI

El FMI quiere que nos muramos al día siguiente de jubilarnos, o que nos peguemos un tiro nosotros mismos. Como va a ser que no, recomienda a los estados que vayan retrasando la edad jubilación en la medida que crezca la esperanza de vida.  Dicen que  hacia 2050 los estados no podrán sufragar las pensiones de tanta gente durante tanto tiempo. La insostenibilidad del sistema en el año 2050 es un mero sofisma bien urdido. Sin profundizar demasiado, veamos: 1. Hablar ahora de 2050 es lo mismo que haber hablado de 2012 en 1974 (Franco aun respiraba, Fórmula V triunfaba con La fiesta de Blas y  Pelé todavía jugaba). ¿No parece cosa de idiotas que alguien pronosticara e hiciera entonces cuentas al céntimo de lo que pasaría hoy?. Sencillamente no tenemos ni pajolera idea de lo que pasará dentro de 38 años.  2. La ciencia y la tecnología avanzan con un incremento exponencial. De aquí a 2050 los medios de producción serán radicalmente distintos y la ciencia y la tecnología habrán revolucionado la economía en modos y cantidades enormes y apenas vislumbrados hoy. 3. La historia nos dice que en ese plazo el mundo será otro. 4. Sus cálculos parten de la base de la inalterabilidad del sistema democrático y capitalista como lo conocemos hoy, y esto también parece harto improbable, aunque solo sea porque probablemente su avaricia les rompa el saco (como está comenzando a suceder) y algo distinto puede ir abriéndose paso y sus cuentas entonces serán papel mojado.  5. Si las cosas funcionan como dicen, alguien debió decir en 1970 que a comienzos del S XX el sistema sería insostenible y da la casualidad que fueron esos años donde más llena estuvo la caja de las pensiones.  En fin, chorradas con apariencia matemática; sólo podrían decir algo tan inútil como que en 2050 es insostenible el sistema para el mundo de 2012; un sinsentido. Es un engañabobos para justificar medidas de opresión a la ciudadanía para que produzca más por más tiempo,  para que renuncie a sus tontas aspiraciones de buena vida, a sus ilusiones de ser humanos libres. El FMI (y sus lacayos de aquí) defienden lo que defienden y a quiénes defienden. Y nosotros debemos defendernos de ellos desvelando sus mentiras torticeras y revelándonos contra la nueva esclavitud. ¡Ah!, y negándonos a pegarnos un tiro el día que nos jubilemos. 

Gamberros

Gamberros

Un comportamiento que a muchos de nosotros nos incomoda en gran manera es el gamberrismo. El gamberro es aquella persona que hace trastadas convencido de que tiene mucha gracia lo que hace, pero que en realidad sólo hace se hace gracia a sí mismo o a lo sumo a un grupo de débiles mentales como él. Algo que siempre lleva aparejado el gamberrismo es que hace daño a personas o a cosas en mayor o menor medida. De modo que las hazañas del gamberro se mueven desde la simple aunque inexcusable molestia a otros o a sus propiedades hasta los comportamientos vejatorios e inmorales y hasta distintos tipos de delito. El gamberro es fundamentalmente alguien que molesta y hace daño con el agravante de que sus acciones no benefician a nadie. Todo lo cual me lleva a pensar que en el ámbito en el que hemos tenido una excelente cosecha de gamberros en los últimos tiempos es en el de la política. El gamberrismo político se ha extendido entre nuestros representantes de un modo epidémico.  Esto es realmente un incordio y una fatalidad que nos está haciendo mucho daño y que tiene a los ciudadanos en un “ay”. Porque estos gamberros tienen una cosa que se llama poder con lo cual el daño de sus “ocurrencias” puede ser y de hecho es mucho más grave. Mi mujer suele decir “dale un pito a un tonto y te vas a hartar de pitidos”. Pues eso. Los políticos (vale, no todos, pero un buen puñado de ellos) no paran de insultar, mentir, hacer trampas, y hasta ahí, con ser grave y molesto tiene un pase, pero además sus gracietas pueden ser hacer un teatro absurdo que cuesta dos millonadas (la presupuestada y la desviada del presupuesto), o hacer  unos cuantos aeropuertos vacíos, o desproteger a los ciudadanos que dan su dinero para que ellos lo administren,  o irse de gira a besar dictadores con nuestro dinero, o descabezar la economía para engordar vacas que acaban por reventarnos en las narices. Y a partir de ahí no falta tampoco toda una larga colección de tipos delictivos; “como soy más chulo que nadie voy a pagarle a este cuatro millones por una maqueta”,  o “vamos a echarnos unas birras y unas rayitas con la pasta del ERE”, o “voy a trincarme a este que ha sedado a un moribundo”, o “voy a regalarle un hospital a este, que es de buena familia”, o hasta “vamos a meter un recorte que se va a quedar bizca la alemana”.  En fin, unos gamberretes  a los que se les está yendo la mano siete pueblos con sus hazañas, que maldita la gracia que tienen y que nos están haciendo la vida un asquito.  Y nadie le manda los antidisturbios… 

Productividad

Productividad

Es cierto que una economía que funcione bien debe ser productiva.  Si esto así ese sistema económico y productivo proveerá a los ciudadanos de los bienes que precisa. Por otra parte, los individuos lo que necesitamos, aquello a los que aspiramos es a ser felices. “Ser feliz” es una frase que habita el limbo de lo etéreo, de modo que si la bajamos de ahí, podríamos decir que lo que necesitamos es cubrir nuestras necesidades básicas, podernos permitir entretenimiento y crecimiento personal y, en suma, llevar una vida que nos produzca alegría. Esto es sencillo y evidente, pero se complica cuando se intenta poner en práctica. El modelo económico imperante se basa en la codicia, en el afán desmido de beneficio. Este afán impregna a los ciudadanos de un ansia de tener, de acumular, de gastar. Todo ello configura el concepto de productividad coherente en  economías como la nuestra. La productividad es la relación matemática que se establece entre el valor de lo producido y el coste de recursos empleados en producirlo. Como el objetivo es producir mucho con mucho beneficio y a precios de venta bajos para competir en el tiránico mercado, se persigue de forma obsesiva que ese ratio crezca. Como los precios no pueden subir, sino que al contrario tienen que bajar, a la productividad no se le deja más camino para su crecimiento que rebajar los costes de producción.  Los costes de producción provienen sobre todo de la compra de materias primas, la mano de obra y la tecnología de producción.  ¿Qué hacemos entonces?; conseguimos materias primas baratas regulando mafiosamente los mercados internacionales y llevando al tercer mundo a un callejón sin salida de endeudamiento, pobreza y hambre crónicas. En tecnología de producción (investigación, innovación, nuevas patentes, mejores máquinas), invierten los países listos, los tontos como España, no, y cuando llegan las crisis, los listos mandan y los tontos obedecemos. Y en mano de obra, estamos inmersos en un camino perverso por el que se llena la cabeza de los trabajadores de pájaros de felicidad por el consumo y se le van arañando al mismo tiempo sus derechos y beneficios.  Así el ciudadano occidental, y en especial español, o griego, o portugués,  es un ciudadano insatisfecho, cansado, acojonado y triste en medio de un obsceno mar de riqueza. Cuando nos hablen de productividad, pensemos. Lo bueno, según que qué manos esté, y según cómo lo usemos,  puede convertirse en un arma mortal. 

Trasparencia y armas

Trasparencia y armas

Ahora que al parecer está próxima a aprobarse la nueva Ley de Transparencia, existen algunos ámbitos a los que sería muy conveniente que llegara esa transparencia. Y quisiera referirme especialmente al negocio de las armas en nuestro país tan tradicionalmente opaco.  La situación de este sector de negocio a grandes rasgos es la siguiente: España ocupa el sétimo lugar mundial en la venta de armamento militar estando en un nivel de ventas parecido a China. Su producción se basa en armamento convencional, o si lo prefieren, de ese que se utiliza cada día por todo el mundo  especialmente en represión y conflictos internos, ya que cada día hay menos guerras internacionales y más guerras internas, que también hay que recodar que son lo conflictos que producen más muertes, sobre todo de población civil. Los gobiernos españoles presumen  de que el destino de ese armamento está controlado, pero sucede que ese control está mediatizado por los acuerdos políticos internacionales que hacen que por ejemplo durante la primavera árabe llegaran cuatro aviones militares españoles a Yemen y otros tres a Egipto. O que se facturen decenas de millones de euros en armas al tirano y ladrón rey de Marruecos mientras se hacen románticas declaraciones de apoyo al pueblo saharaui. Y además a nadie escapa que la armas ligeras y la munición una vez salen van desapareciendo por un tortuoso camino de mafias al servicio de tiranos y criminales de toda especie.  Hace falta información y difusión de la información. Es necesario que todo el mundo sepa que instituciones a las que se está inyectando grandes sumas de nuestro dinero son grandes accionistas de estas fábrica españolas de armas; singularmente los bancos BBVA y Santander que junto con el resto de bancos y cajas han invertido en los últimos diez años 3.400 millones de euros en las fábricas españolas de armas. Y hay que conocer en profundidad esos lobbys con pasarelas entre el poder militar y el negocio armamentístico (nuestro actual ministro de Defensa, Sr Morenés ha sido consejero de varias empresas de armamento, entre ellas Instalaza que fabricaba bombas de racimo, esa lluvia de muerte). Y no hay dinero para calefacción en las escuelas o para conservar la propiedad pública legítima de los hospitales,  pero pagamos  raudamente la enorme suma de nuestra participación en el proyecto de avión de combate Eurofighter. Es necesaria mucha transparencia y mucha información para esta industria de muerte y destrucción que a tantos españoles nos llena de vergüenza.